Ángela Banzas, escritora: «La gente de Carril tiene una relación muy bonita con Cortegada; es su isla»

Rosa Estévez
rosa estévez VILAGARCÍA / LA VOZ

AROUSA

Paco Navarro

«La sombra de la rosa», su tercera novela, vuelve a tener la ría como escenario

14 feb 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

La tercera novela de la santiaguesa Ángela Banzas, La sombra de la rosa, está ambientada en la isla de Cortegada. Se desarrolla en dos momentos clave de su historia: el de la cesión al rey Alfonso XIII y el de la recuperación de la isla por la ciudadanía. Entre ambas épocas, se establece un vínculo de muerte y literatura que está seduciendo a lectores «de toda España, pero también de varios países de América Latina». Al igual que sus dos primeros trabajos, la novela está «funcionando muy bien». «Cada nuevo libro va superando a su antecesor, y eso invita a seguir ahí, escribiendo», nos cuenta la autora desde Madrid, donde vive.

—Dos de sus tres libros están ambientados en Arousa... ¿Qué tiene este lugar que tanto inspira?

—A mí me gusta muchísimo el mar. Así que cuando era adolescente, con la melancolía de la edad, me cogía el tren en Santiago y me iba a Vilagarcía a escribir y a leer. Por eso mi segunda novela está ambientada en Arousa, en una isla ficticia. La inspiración de La sombra de la rosa surgió durante el trabajo de documentación de aquella novela, La conjura de la niebla. Visité Cortegada para hacer el trabajo de ambientación y me contaron la historia de la isla, de la cesión al rey... Pensé que si yo, viviendo al lado, desconocía todo eso, en el resto de España se conocería menos. Además, en Carril me encontró con el Gato negro... La imaginación se puso a funcionar...

—¿Cómo fue su descubrimiento de la isla?

—Cortegada es una isla que impresiona, impresiona mucho. Yo recomiendo mucho visitarla. A veces pensamos más en otras Illas Atlánticas y nos olvidamos de Cortegada. La primera vez fui en el barco de la empresa Corticata, pero luego fui conociendo gente que me llevaba. También tuve ocasión de hablar con los descendientes de los últimos moradores de Cortegada, que me contaban lo que habían perdido con la isla... ¡Con lo que nos gustan a los gallegos nuestras cosas!.

—Esa relación de amor entre el pueblo de Carril y impregna toda la novela.

—Los vecinos de Carril siempre han cuidado Cortegada. Ahora es verdad que pertenece al parque nacional, pero la siguen cuidando. Tienen una relación muy bonita con Cortegada, es su isla.

—¿El título y las rosas del libro son un guiño a los carrilexos y a la gente de La Rosa?

—Exacto. Es verdad que en Cortegada no ha habido un jardín de rosas —aunque sí hay robles comepiedras—. Lo de las rosas es un guiño al pueblo, por eso la tradición que yo me invento en la novela de lanzar las rosas al mar, mirando hacia su isla, para recordarla.

—Con lo bonita que es Cortegada, y lo inquietante que resulta en las páginas de la novela...

—Es exigencia del guion. La belleza que tiene Cortegada hay que trasladarla al lector, pero envuelta en un aura de misterio necesario para mantener el curso narrativo. Pero a pesar de eso, a la gente le atrae. Me acaban de escribir de un club de lectura de Barcelona en el que hacen rutas literarias, para decirme que van a hacer una ruta literaria tanto en Santiago de Compostela —por mi primera novela, El silencio de las olas—, como por Arousa por la segunda y la tercera. Me encantó recibir esa noticia. A mí me encanta escribir de Galicia porque me encanta darla a conocer, pero también porque a mí me ayuda un montón a curar mi propia morriña. Por eso me alegra mucho que los lectores de otros sitios se sientan atraídos por nuestra tierra, pero también que la gente de aquí me diga que tras leerme ve las cosas con otros ojos. Yo creo que toda acción artística debe darnos una visión diferente sobre lo que nos rodea.

—Eligió para ambientar la novela un momento clave de la historia de la isla, cuando se libraba una batalla para recuperarla para la ciudadanía. ¿Por qué escogió ese momento?

—Yo, de telón de fondo quería colocar la historia de Cortegada, por eso elegí dos momentos importantes. 1910, cuando fue la cesión de Cortegada al Rey, y el 2002, cuando era propiedad de una inmobiliaria, aunque siendo también de Parques Nacionales. Eran dos momentos necesarios para contar la historia de la isla. Y a partir de ahí, llegaron las exigencias narrativas del thriller y la metaliteratura.

—Porque la novela habla de otras novelas, de autores malditos... O Gato Negro le puso la idea en bandeja, ¿no?

—Sí, cuando estaba allí tenía a Allan Poe en la cabeza, su mirada taciturna y su gesto sombrío... Y me imaginé a mi autor maldito. Además, eso me permitía ofrecer al lector unos textos más barrocos, algo diferente... Es curioso, porque fuera de Galicia todo el mundo piensa que Guillermo de Foz es un autor maldito gallego real. ¡Hay búsquedas en Google, y en todas las presentaciones me lo han dicho. En Barcelona, en Salamanca...

—Normalmente, la novela negra suele emplear un estilo más directo, más sencillo... Sin embargo no renuncia a jugar con el lenguaje, a recrearse en él.

—Era mi reto. A mí siempre me gustó mucho la literatura más clásica. Al ser madre, quería seguir leyendo pero estaba muy cansada. Así que me empezaron a recomendar obras de novela negra, que te animan más a seguir leyendo cuando estás cansada. Los disfruté muchísimo y me dije que me encantaría conseguir este ritmo y este tipo de tramas, pero con la forma que yo tengo de escribir, el estilo que yo tengo. Yo empecé escribiendo poesía y prosa poética y no quería renunciar a eso, porque me hace sentir más libre y más dueña de lo que yo escribo. Si abordas un proyecto literario tienes que intentar hacerlo tuyo. Además, desde la editorial apoyan como lo hago y los lectores lo están acogiendo muy bien, aunque pueda parecer osado.

—Está trabajando ya en su cuarta novela. ¿Vuelve a visitarnos a Arousa o cambia de escenario en esta ocasión?

—La siguiente novela, en la que ya estoy trabajando, también está ambientada en Galicia, pero en este caso me voy más al norte, hacia la zona de A Coruña. Me subo un poco, cielos un poquito más grises, quizá... Pero estoy muy contenta, con muchas ganas, porque creo que es una historia preciosa que no va a dejar indiferente a nadie.