El fascinante proceso de la creación musical

Antonio Garrido Viñas
antonio garrido CAMBADOS / LA VOZ

AROUSA

Martina Miser

Isi Vaamonde acaba de sacar a la venta su octavo trabajo con una cuidadísima producción

28 feb 2024 . Actualizado a las 16:54 h.

Road to simplicity es el octavo trabajo de Isi Vaamonde. Y podría tener otros tantos porque las musas no descansan. «Cuando compones te encariñas con los temas, pero no los últimos son los mejores. En este caso hay uno grabado en noviembre, pero otro a raíz del 15-M. Una vez que los haces los dejas descansar», explica. Le ha salido un sonido muy noventero y lo que él define como un «panorama sonoro muy interesante». Y para definir el proceso de grabación parafrasea el músico cambadés a Nietzsche: «El amor de verdad es una larga conversación y lo mismo se aplica para el proceso creativo con música, porque al final hablas más de lo que tocas». Se refiere a la conversación continua que surge en el estudio. «Estás con personas que lo entienden perfectamente. Estás hablando de conceptos o hablando de sonidos o hablando de coger este detalle o quitar el otro o mejor poner esto en este plano o el otro en otro plano. Es una conversación y de lo que se trata, yo creo después de tantos años, es de ser capaz de encontrar interlocutores que te entiendan y creo que lo he conseguido en este trabajo», dice. Algo que él ha logrado con Arturo Vaquero (Estudios Abrigueiro), el productor del EP, hacia el que no escatima halagos.

El nombre del trabajo refleja el proceso de creación del disco. Un camino hacia la simplicidad, pero que requiere mayor calidad y un mayor esfuerzo. «Cuando empiezas a jugar al fútbol todos van al balón y no se trata de ir todos al balón, se trata de repartir tareas, que todo suene como una mapa no como un gallinero», explica.

Cuatro de los cinco temas que aparecen en Road to simplicity son en nglés, que es el idioma preponderante en la trayectoria musical de Isi Vaamonde, pero en uno ha recurrido al castellano, y le tiene especial cariño. Se trata de Colateral. «Le tengo cariño porque resume muy bien la presión mental a la que te pueden someter y refleja también muy bien el mar de Cambados», apunta el cantante. Me carteo con desaparecidos y solo salgo al atardecer. Prisionero perimetral, daño colateral, reza una de las estrofas, en un perfecto resumen de lo que sucedió durante la pandemia. Un ejemplo este tema de cómo ha sido el proceso de grabación del EP. «Salió con un coro de guitarras que no me esperaba. Siempre está la acústica por detrás llevando el tema rítmica y armónicamente. Empecé a grabar guitarras y se quedó un coro medio anárquico, pero todo sumado como piezas y con la labor de Arturo, que sabe escuchar, quedó muy bien», explica Isi. Porque en el disco toca Vaamonde, pero también una pléyade de colaboradores. «Después de 24 años acabas conociendo gente. Ellos aportan, pero yo decido. Es una dictadura de buen rollo», bromea.

Tras el trabajo en el estudio, toca ponerlo en los locales. Isi está en el proceso de formación de una nueva banda. «Será a partir de abril cuando espero que estén ya los puntos sobre la íes», dice. «Tengo un gran momento de paz, porque nunca me dominó la ansiedad. Tienes un proceso intenso cuando estás grabando, pero luego me olvido. Lo bonito es poner algo de 2006 y decir que está guay, de ahí viene lo de volver a enamorarte de las canciones. Si es buena la vas poder tocar hasta con la Tuna de Medicina, aunque espero no tocar ninguna nunca con la tuna», concluye.