Un librero en el mercadillo: «Quiero acercar a la gente novelas maravillosas por pocos euros»

Rosa Estévez
rosa estévez VILAGARCÍA / LA VOZ

AROUSA

MONICA IRAGO

Su puesto, que recorre Galicia, es un punto de encuentro para amantes de la literatura y de los libros de segunda mano, cargados de historias

16 jun 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

«La literatura está a nuestro alrededor; solo hay que preocuparse un poco por verla». La frase la pronuncia Eladio Argibay, el hombre que cada sábado, si no llueve, despliega en el mercado de Vilagarcía un puesto de libros. Ourense (domingos), Caldas (lunes), A Estrada (miércoles) o Noia (jueves) son otros lugares en los que también conocen a este librero que adora las buenas historias: las escucha con auténtica devoción y las relata con pasión y maestría. Quizás por eso le gusta tanto el mercadillo: de pie, junto a su puesto, las intercambia con toda esa «gente interesante» que se le acerca, atraída por un producto que parece exótico entre tanta fruta, pescado, pijamas y camisetas —trucadas— de los grandes clubes de fútbol.

«En cada sitio al que voy, el puesto funciona como un punto de reunión», cuenta Eladio. Por él van pasando a lo largo de la mañana personajes que podrían habitar en las páginas de una buena novela: el escritor que sale a correr temprano, se da una ducha, va a comprar el sabroso pan del mercado y luego se detiene a hojear las novedades y a charlar con el librero. El profesor de literatura jubilado que disfruta hablando de libros y descubriendo a ese gran lector que es Eladio algunos autores «de los que no había oído hablar». La joven de sonrisa tímida que forma parte de una comunidad literaria en Internet y que sueña con abrir su propia librería de segunda mano. El hombre de ochenta años que dedica todo su tiempo a investigar la historia de su pueblo. El niño que acude para mirar fascinado la gran colección de libros y para chocarle la mano «al librero», una palabra que pronuncia como un conjuro de felicidad...

«Toda esa gente que conoces, todas las cosas que aprendes... Probablemente esto fue lo que más me sorprendió cuando empecé a ir a los mercadillos, y también lo que hace este trabajo tan gratificante», cuenta Eladio. Para satisfacer a esa clientela que nunca falla, cada semana intenta renovar los libros que lleva al mercadillo. «Lo que más se vende es novela. Traigo títulos muy variados, de muchos géneros, pero vendo muchos clásicos. Esos libros que se nos quedaron atrás y aún no leímos, aunque deberíamos haberlo hecho». Y es que la filosofía que aplica en su puesto en el mercado es «acercar a la gente novelas maravillosas por cuatro o cinco euros», facilitar la todo el mundo «vaya formando sus bibliotecas».

Y que las vaya formando a su gusto, atendiendo a su criterio. «¿Quién soy yo para decirle a nadie lo que tiene que leer? Cada uno tiene derecho a leer lo que le dé la gana», afirma. «Tengo una clienta que solo lee novela romántica. Pero la disfruta muchísimo. Igual que quien es aficionado a las novelas de vaqueros». Y llegados a este punto, nos regala Eladio una de esas historias literarias que le apasionan: «Marcial Lafuente Estefanía, el de las novelitas de vaqueros, ese al que alguna gente trata con tanto desprecio, era ingeniero y fue un general de la República». «Cuando acabó la guerra no se quiso ir y terminó en la cárcel», escribiendo en pedazos de papel que encontraba. Sus recuerdos de viajes de juventud por Estados Unidos, una guía de teléfonos y un atlas antiguo eran sus herramientas para «escribir esas novelitas» que se intercambiaban y se siguen intercambiando.

Dejamos a Lafuente Estefanía escribiendo y volvemos al mercado de Vilagarcía. Eladio no es un librero de los que dan consejos literarios a quien no se los solicita. Pero lo cierto es que «hay bastante gente, sobre todo jóvenes, que me piden opinión o que les hable de algún autor». Es probable que lo hagan tras detectar que Eladio, además de vender libros, es un lector empedernido. «Yo creo que leer es algo fundamental para un librero; se percibe y la gente se da cuenta de que no soy un especulador, de que hay una pasión detrás de todo esto». Una pasión que lo lleva a afirmar que «quien no lee es porque no quiere. Se pueden comprar libros muy baratos... ¡Y están las bibliotecas! Hay que usarlas».

A él, trabajar con libros de segunda mano le ha permitido hacerse una magnífica colección propia. «Es una de las muchas cosas buenas que tiene mi trabajo», cuenta. Su biblioteca está formada por volúmenes que se ha ido encontrando y de los que no está dispuesto a deshacerse. Son sus elegidos entre los más de 40.000 tomos que guarda en su casa de Campolameiro y que actualmente construyen su negocio. Muchos de ellos van a acompañar a Eladio a los mercadillos; otros encontrarán su camino a través de Internet. Quién sabe dónde pueden terminar. «El otro día fui con un amigo a la Pedra Filga, en Caldas... Es un sitio alucinante. Y cuando llegamos allí, nos encontramos un libro de bookcrossing. Alguien lo había dejado para que otra persona lo pudiese leer», cuenta Eladio. A saber cuántas historias irán ya prendidas de sus páginas.