El «coupage» cultura-productos gourmet funciona como estrategia comercial en O Salnés
22 dic 2024 . Actualizado a las 05:00 h.Camilo José Cela, premio Nobel, escritor reconocido, nuestro vecino de Iria Flavia y descendiente del impulsor del ferrocarril arousano… Cuando un amigo portugués le regaló una botella de Oporto, Cela le soltó, con alivio, una de sus boutades: «Menos mal que me traes vino, todos me joden con libros». Al escritor padronés le encantaba dar la nota y en esa ocasión renegó de los libros para ensalzar el vino, pero no dejaba de ser una provocación. En realidad, el vino aparece profusamente en su obra, ya sea en novelas como La Colmena, La familia de Pascual Duarte o Mazurca para dos muertos, ya sea en sus narraciones viajeras: Del Miño al Bidasoa o Viaje a la Alcarria.
Y si hablamos de mujeres gallegas y literatas, ahí está también el vino en la obra de doña Emilia Pardo Bazán: descriptivas escenas protagonizadas por el vino y sus efectos en Los pazos de Ulloa, donde escribe que «el vino alegra el corazón». El vino, en fin, forma parte de nuestra cultura y es en sí mismo cultura. Así lo ha entendido la literatura desde sus inicios. Los primeros textos de cualquier civilización versan sobre dos mundos que mueven a la extrañeza y la emoción: la religión y la guerra, textos del alma y textos épicos en los que el vino también está presente.
En Sumeria, naciendo la escritura, tenemos viñas, tascas y vinos en La Epopeya de Gilgamesch. En La Ilíada y La Odisea, se bebe vino y Platón avisa de que en su sociedad ideal, los ciudadanos beberán vino. Ya en el Génesis, primer libro de la Biblia, aparece la primera borrachera de la literatura, pillada por el bueno de Noé. Pero el vino está presente hasta en once libros bíblicos, en 107 versículos y en 400 referencias. Vino en el Nuevo Testamento y vino en la literatura medieval española, con Gonzalo de Berceo pidiendo allá por el 1220 un vaso de buen vino, se supone que de Rioja, como premio a su esfuerzo creador. Aparece el vino en El cantar del Mío Cid, en el Libro del Buen Amor, en La Celestina, El Lazarillo y El Quijote, en Lope, en Góngora y en Quevedo. Y volviendo a la literatura gallega, en Valle Inclán, que lo lleva al teatro, ya sea en Luces de bohemia, ya sea en Divinas Palabras. Federico García Lorca dedica un poema al vino («me gustaría ser todo de vino y beberme yo mismo»), Neruda escribe una Oda al vino y si nos fijamos en la pintura, ahí están El triunfo de Baco de Velázquez, La vendimia de Goya… ¡Alto!, basta de citas y datos eruditos. Ya está suficientemente justificada la relación del vino con la cultura, convertida hoy en un movimiento estético-vitivinícola que tiene algo de márketing, pero también mucho de concomitancias, coincidencias y vasos comunicantes, los que unen la esencia del vino: el gusto de paladearlo demoradamente, con la esencia de la literatura: el placer de la lectura sosegada. La botella y el libro, la copa y la página, beber, leer, deleitarse…
En O Salnés, las bodegas con alma entendieron hace años que el vino es compañero de la estética. Recuerdo cómo empezó el verano pasado en la comarca. El 21 de junio, la bodega Martín Códax inauguró la temporada de enoturismo y música con una cata musical de vinos. Para el albariño 100%, sonó música de los clásicos del pop (Beatles, Elvis, Nina Simone). Para un vino sobre lías, se recurrió a canciones sedosas y aterciopeladas… Durante todo el verano, el maridaje de vinos y música fue constante con catas y conciertos en directo de Miguel Poveda, El Niño de Elche, Antonio Carmona…
Esta estrategia de promoción ha ayudado a convertir los vinos blancos de la denominación de origen Rías Baixas en un producto de lujo con toque chic y sofisticado, es decir, lo que demanda el mercado de la gastronomía selecta. Pero no solo es el vino. Sin salir de Galicia, en el Pazo de Vilane de Antas de Ulla, se celebraron los Concertos no Pazo. Son conciertos de música clásica en un palacio del siglo XVI cuya particularidad es que alberga una empresa que comercializa huevos camperos y mermeladas. Y en La Rioja, Bodegas Montecillo celebró en diversas fechas del verano el Montecillo Summer Soirée, un ciclo de conciertos y catas en los jardines de su sede de Navarrete, mientras que Finca Valpiedra organizó la experiencia Cine de verano entre viñedos: velada al aire libre, puesta de sol a orillas del Ebro con gastronomía, tintos, blancos y proyección de la película francesa Cata de vinos.
El coupage cultura-productos gourmet funciona como estrategia y la última iniciativa en este campo se lleva a cabo este fin de semana en Ribadumia, que despide 2024 con la primera edición del encuentro Literatura e viño. Se trata de hablar de vino, de hablar de libros, de hablar de vida…
Marta Villar, Raquel Fernández, Abel Tomé, Chus Pato, Ismael Ramos, Manel Loureiro, Inma López Silva, Javier Peña, Mercedes Corbillón, Arantza Portabales, Pedro Feijoo, las librerías Barrantes, Vidal y Casa das Formigas y varias bodegas unidos en torno a la literatura y al vino, como en la Biblia, como en el Mío Cid, como en Platón, en Berceo y en Valle… Divinas palabras…