Hemeroteca (1987) | La «L» que le aguó el mitin a Mariano Rajoy

Antonio Garrido Viñas
antonio garrido VILAGARCÍA / LA VOZ

AROUSA

MARTINA MISER

El entonces vicepresidente de la Xunta acudió a Vilagarcía para inaugurar la Casa de Cultura, en cuya placa lucía «Villagarcía», y varios nacionalistas acudieron con pancartas al acto para mostrar su disconformidad

20 may 2025 . Actualizado a las 13:19 h.

Sucedió en plena campaña de las elecciones municipales de 1987, pero el entonces alcalde José Luis Rivera Mallo desvinculaba el acto de ella en el que fue un breve discurso de inauguración: «Nada está más lejos de mi imaginario», afirmó el entonces regidor por Alianza Popular. Se inauguraba la Casa de Cultura de Vilagarcía, en la que el gobierno local había invertido sesenta millones de pesetas, con una importante aportación de la Xunta y al evento acudió el entonces vicepresidente del organismo autonómico Mariano Rajoy.

La visita al mitin que no era un mitin tuvo, para sorpresa de quienes allí acudieron, unos protagonistas inesperados. Un grupo de militantes del BNG al grito de «idioma galego, idioma oficial» intentaron desplegar una pancarta de papel en la que lucía el siguiente texto: «Casa da Cultura inaugurada por incultos. Non é Villagarcía, é Vilagarcía».

La pancarta, sin embargo y según cuenta la crónica de la inauguración de La Voz, apenas pudo ser vista por los allí presentes. «Su propuesta fue rápidamente abortada por la Policía Local, algunos de cuyos miembros destrozaron con inusitada celeridad el papel de la pancarta», narraba la información. Sin pancarta, pero haciéndose oír, acompañaron los militantes nacionalistas a la comitiva durante la visita, pero no tuvieron demasiado eco al parecer. Lo que sí pudieron hacer fue entregarle un escrito en el que le pedían a Rajoy que subsanara la metedura de pata con esa «L» de más, «con cárrego ao peto dos conculcadores so preceptivo legal o atentado que se lle fai á cultura galega coa castellanización da toponimia na porta da entrada» y en el que se hacía también mención a la moción de normalización aprobada por el Concello cuatro años antes y que concluía con el siguiente texto: «É o día axeitado para amosar unha vontade cara a lingua galega rematar co agravio a que estamos sometidos».

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Tras el obligado paseo llegaron los discursos. En su turno, Mariano Rajoy expresó su satisfacción por intervenir en la inauguración, calificó a Vilagarcía de «ciudad abierta y liberal donde siempre han primado los valores culturales» y expresó su deseo de que el nuevo centro «sirva al pueblo de Vilagarcía para superar las cuotas hasta ahora alcanzadas».

Y tras los discursos llegó la actuación inaugural. Una actuación que estuvo protagonizada por tres músicos armenios: Igor Yavrian al piano, Ara Bogdanian al violín y John Guevorkian al violonchelo, que interpretaron un repertorio con obras de Mendelsson y Mozart, entre otros. La razón de por qué tres músicos armenios inauguraban una Casa de Cultura de Vilagarcía se explicaba porque al parecer la Xunta había firmado un convenio cultural con la antigua URSS para traer de gira por Galicia a artistas soviéticos.

El incidente con la pancarta se quedó en un rifirrafe, algún grito y poco más, pero no aparecía en la información que publicó La Voz que se hubieran producido detenciones. Algo que ganaron los manifestantes, porque no era buen momento para acabar en los calabozos de la Policía Local dadas sus condiciones. Apenas un par de días más tarde de que se produjeran los incidentes, el titular de La Voz era contundente: «Familiares de detenidos denuncian las pésimas y terribles condiciones del depósito municipal». Esas personas se habían puesto en contacto con La Voz, que solicitó de manera oficial la posibilidad de visitar el depósito, que estaba en los bajos de la casa consistorial.

Y llegó el permiso, pero un par de días más tarde. Como pudieron comprobar tanto el redactor como el fotógrafo que realizaron la visita había una explicación para el retraso: «Su estado no era el habitual ya que había sido limpiado a fondo esa mañana». La descripción del lugar era cruda. «Dos calabozos de reducidas dimensiones, aproximadamente de dos por dos metros, conforman el depósito municipal de Vilagarcía, único lugar existente para encerrar a los detenidos en la ciudad. Ambas habitaciones son exactamente iguales: con paredes alicatadas en azulejo blanco. Su único mobiliario lo compone una litera doble con alguna manta. En una de las paredes existe un retrete y en otra un lavabo. Ningún mueble, ni siquiera una silla, ocupan algún lugar en la sala. Los dos calabozos carecen de ventilación directa al exterior. Por ese motivo la luz eléctrica es absolutamente imprescindible y un diminuto ventanuco, de escasos centímetros cuadrados, comunica mínimamente con el pasillo», contaba La Voz.

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Uno de los denunciantes aseguró a la Redacción que la falta de ventilación y de limpieza hacía que el olor junto a la puerta de rejas fuera penetrante. «Es un olor que realmente repele y no entiendo por qué razón una persona detenida tiene que pasar varios días en esas condiciones, conviviendo con un váter tan reducido y sin posibilidad alguna de ducharse, ni de respirar aire fresco», denunciaba.

El alcalde, que participó en la visita acompañado de funcionarios municipales, aseguró que nunca se había recibido en el Concello queja alguna.