Pasado, presente y futuro del baloncesto arousano enmarcan su exitoso relevo

Pablo Penedo Vázquez
Pablo Penedo VILAGARCÍA / LA VOZ

AROUSA

MARTINA MISER

Gus, retirado con la última canasta frente al Valladolid, y Pablo Fernández, el héroe del ascenso con 44 puntos, relatan las claves del logro histórico del CLB. «Todos en el equipo nos sentimos representados por Gus en el pregón de San Roque», dice su joven compañero

08 jun 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

«Hablando hoy aún se me pone la piel de gallina». Gustavo Andújar, Gus, continúa en una nube cuando está a punto de cumplirse una semana —hoy— de uno de los mayores éxitos de su longeva carrera deportiva: el ascenso del Sigaltec CLB a la Tercera FEB, la antigua EBA. Un episodio emocional que atesorará con un cariño único, por tratarse del broche de oro a una carrera deportiva de tres décadas repartidas en dos eras tan diferentes del baloncesto sénior masculino de Vilagarcía. Las maduras del BBC que llegó a ser campeón de conferencia de aquella EBA que lucía en el tercer escalón de la estructura del baloncesto español, y las duras de la larga travesía por el desierto del CLB, hijo natural de un BBC venido a menos y que acaba de recibir el premio a su reinvención con los pies en el suelo. Los que pisa esa cada vez más poblada tribu de jóvenes criados ya en la cuna del proyecto de cantera reunido por el BBC, el desaparecido Liceo Marítimo y la AD Cortegada, con Pablo Fernández y sus 20 años como uno de sus máximos exponentes y el héroe de Pucela con 44 puntos decisivos salidos de sus manos. Con los dos igual de emocionados todavía por el 62-75 endosado el pasado domingo al Universidad de Valladolid materializando un histórico ascenso hablamos del pasado, del presente y del futuro del equipo y su club en una de las gradas del Pabellón Sara Gómez, el escenario donde siete días antes de la fiesta pucelana se habían temido ver volar la plaza en Tercera FEB en una final a cuatro por lo demás mágica.

«Para mí es un partido especial. Porque había decidido hacía meses que esta sería la última temporada de mi carrera». Una decisión que Gus Andújar, de 46 años, compartió con el mundo en redes sociales justo antes de salir a calentar en la finalísima frente al Universidad de Valladolid. Lo que no sabía Gus hasta el momento de hablar de todo esta semana sentado al lado de su compañero Pablo Fernández es que suyos fueron los dos últimos puntos anotados de su último partido como jugador federado. El dato, con todo, le resulta indiferente. Para el capitán del CLB lo realmente valioso a nivel individual es haberse despedido «con la sensación de la tranquilidad y la paz del deber cumplido, y de haberlo dado todo». El foco lo pone Andújar en sus jóvenes compañeros, un docena larga de canteranos de una media de edad alrededor de los 20, como los que tiene Pablo Fernández, el hombre del partido.

Con un parcial de 0-14 cien por cien de su puño y letra, el base vilagarciano levantó un 55-48 que pintaba realmente mal en el último cuarto, finalizando con 44 puntos de anotación y 50 de valoración. «Fue totalmente increíble. Al hablar del partido no es posible no emocionarse. Lo que hicimos —todo el equipo— fue una barbaridad», dice Pablo. En su caso, añade, «sabía que había metido bastantes puntos y que había jugado bien, pero no cuántos. Estaba abrazado con mi hermano —Martín, jugador del COB de LEB Oro— los dos llorando y se me acercó mi compañero Porris para decirme, con la estadística en la mano, ‘¿Pero qué has hecho?’. La vi, y me quedé en shock quince minutos». 

Tanto Gus como Pablo consideran su papel en el duelo con el Universidad de Valladolid una nota a pie de página en la hermosa historia colectiva firmada por todos los integrantes del CLB, vestidos de corto o no: «El mérito de esto es de todos, del trabajo duro y el esfuerzo que hemos hecho». Y algo más que comenta el joven base: «Al final, somos un equipo de chavales que somos amigos, algunos jugando juntos desde los cinco años, y eso hace más fácil trabajar, jugar y entendernos en la cancha. Esto lo hacemos para disfrutar. El baloncesto es para disfrutar y pasárselo bien con la gente que quieres. El ascenso es mérito de todos y todos nos merecemos jugar en la Tercera FEB».

El veterano Andújar, que bien pudiera ser el padre de cualquiera de sus compañeros de vestuario el pasado domingo, refrenda lo dicho por Pablo, y sube la apuesta: «Estaba convencido de que esta temporada se iba a subir —en la quinta fase de ascenso consecutiva del equipo—. Lo estaba porque veía una piña, como la que teníamos en la época de los grandes éxitos del BBC, esa amistad de los jugadores, del acabar de entrenar e ir a tomar algo juntos». Por «ese buen ambiente», por «buscar el bien común y no los números individuales, el éxito es de ellos, de Luis —Gabín, su entrenador— y del club», dice el ala-pívot.

El hombre que siempre estuvo allí lo tiene claro: «Yo creo que estos chicos tienen capacidad para competir perfectamente en Tercera FEB. Tendrán que trabajar más el tema físico, pero eso se consigue tragando discos», en referencia al trabajo de gimnasio.

Gus traslada su agradecimiento a Sigaltec por el apoyo económico indispensable que le ha dado al CLB desde su misma creación, y destaca que «este es un año de éxito rotundo de club, en el que ha conseguido volver a conectar con la ciudad». Ahora, confía en que se aproveche la oportunidad de enganchar a más gente tras sumarse a Marín como faro del baloncesto sénior masculino de la provincia.

«Todos nos sentimos representados por Gus en el pregón de San Roque»

Tras los ascensos de sus dos equipos séniores masculinos, al CLB le falta aún por saborear la guinda al pastel. En agosto, el ya excapitán del Sigaltec, Gus Andújar, leerá el pregón de apertura de las Festas de San Roque.

«Es un orgullo, y también una responsabilidad. Detrás del micro no solo va a estar Gus Andújar. Estará un club, una forma de trabajar, un proyecto que apuesta por la base. Y tendré unos minutos de gloria para decirle a la ciudad quiénes somos, dónde estamos y a dónde queremos llegar», afirma el ala-pívot vilagarciano, que agradece al alcalde y la Corporación su elección, y a su club y compañeros su respaldo.

«Nos sentimos perfectamente representados por Gus», dice Pablo Fernández poniendo voz a la plantilla. Por todo: «Es el que más se lo merece. El que lleva al pie del cañón más de 20 años. El que ponía la cabeza cuando lo necesitamos. El que nos animó a trabajar más y en los momentos difíciles. El que más creyó».