«Escoitei uns estoupidos, logo ás sereas... E cando saín xa vin un lume altísimo»
AROUSA

El incendio del almacén de Impex en Rubiáns comenzó a media mañana del sábado
10 ago 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Enormes volutas de un humo de color gris intenso salían este sábado, alrededor de las once y media de la mañana, de la nave de almacenamiento que Impex Europa, la fabricante de Ratibrom, tiene en Rubiáns. Media hora antes, aproximadamente, el 112 Galicia había recibido la llamada de un particular que advertía de que se había iniciado un incendio. Aseguran testigos de lo ocurrido que «primero se vio salir un poco de humo», pero enseguida este dio paso a unas llamas encarnadas, vivas, que se alimentaban con deleite de la mercancía que llenaba el almacén. Pronto saltaron todas las alarmas: no solo estaba en llamas una planta rebosante de productos fitosanitarios, sino que el fuego parecía avanzar incontenible hacia las casas próximas y la gasolinera situada en las inmediaciones. El primer despliegue de servicios de emergencias parecía tener pocas opciones de vencer en semejante duelo. «Deberían traer helicópteros e botar auga dende arriba», decía, casi entre lágrimas, la trabajadora de un establecimiento comercial próximo al lugar del incendio.
«Eu estaba na carnicería e escoitei uns estoupidos, pero non lle fixen moito caso. Logo as sereas... Cando saín xa vin un lume altísimo», señalaba el responsable de la carnicería Benito Agra, muy próxima también a la zona cero del incendio. Él no tardó en cerrar su negocio, preocupado por lo que estaba ocurriendo y siguiendo la recomendación de algunos efectivos de emergencias que formaban parte del operativo. El Mercamás vecino también bajó la reja rápidamente. Su propietario se lamentaba, a primera hora de la tarde, de la falta de unas directrices claras sobre qué debían hacer. Sus empleadas se enteraron de lo que sucedía por los clientes que entraron horrorizados a advertirles de la tremenda columna de humo negro que se alzaba detrás de la tienda. «El Concello publicó en su web que el humo no es tóxico, pero allí nos decían otra cosa», explica el dueño del negocio. Durante los momentos más críticos solo siguió funcionando uno de los establecimientos de la pequeña zona comercial vecina a la gasolinera, un establecimiento de congelados en el que, sorprendentemente, la mañana siguió como si nada.
Y eso que las cosas estaban complicadas. De hecho, hubo momentos en los que la tensión se mascaba en el ambiente. «Por favor, salgan de aquí, es peligroso, hay fuego muy cerca de la gasolinera», decía un policía nacional mientras intentaba desalojar el aparcamiento situado ante el cementerio, donde se había concentrado un buen número de curiosos. Ni los primeros copos de ceniza que cayeron sobre ellos lograron acelerar el vaciado del lugar.
Quienes sí fueron desalojados fueron los vecinos de 22 viviendas en las que la situación se había vuelto realmente compleja. En algunas de ellas, porque el fuego estaba muy cerca, en el resto por el impacto del humo. Según explicaron desde el concello, alrededor de medio centenar de personas se vieron afectadas por esta medida preventiva. La mayoría buscó cobijo en casa de familiares y amigos.
No todo el mundo tuvo que marcharse, aunque sí todo el vecindario estaba atemorizado. En la puerta de una vivienda, una mujer se retorcía las manos mientras miraba con angustia la columna de humo y las fuertes llamas sobre las que esta se apoyaba. «Iso non hai quen o apague», decía una voz a su lado, poco tranquilizadora.
Ante la casa, la recta de Rubiáns estaba inusitadamente desierta: la Guardia Civil, primero, y luego con ayuda de la Policía Local, procedieron a crear un perímetro libre de vehículos en circulación. No fue fácil: los primeros agentes que se encargaron de la labor se encontraron con la tozudez de algunos conductores que, pese a lo imponente del incendio, pretendían seguir su camino.
A mediodía, el tráfico se interrumpía a la altura del Hospital do Salnés, en la rotonda de As Carolinas y también en el acceso a la zona de A Laxe desde el río de O Con. El perímetro, que había ido ampliándose desde el inicio del operativo, comenzó a menguar ya por la tarde hasta la completa reapertura de la carretera a la circulación a eso de las seis y media. Para esa hora, sobre la nave de Impex persistía aún una tenue sombra de humo. Una sombra que los servicios de emergencias seguían empeñados en lograr borrar del cielo azul verano.
Irritación en ojos y garganta, dolor de cabeza y la vuelta a escena de las mascarillas
Que el incendio se produjese en una planta de productos fitosanitarios generó una considerable preocupación entre la población más directamente afectada: ¿Podía suponer el humo un problema para la salud? Fuentes de la empresa —que vivieron una situación similar en el año 2019, en aquella ocasión en Trabanca Badiña— aclararon desde el primer momento que en la nave había mercancía ya lista para su comercialización y que los productos allí almacenados no eran tóxicos, mensaje del que se hizo eco el Concello de Vilagarcía para tranquilizar a la población. Los datos aportados anoche por Axega apuntan a que la calidad del aire en la zona estaba dentro de la normalidad.
En todo caso, desde la Consellería de Sanidade apuntaron que «o fume orixinado durante o incendio en Vilagarcía pode causar irritación dos ollos e da gorxa ou dor de cabeza». En el peor de los escenarios, «tamén pode irritar o sistema respiratorio e agravar a situación daquelas persoas que padecen enfermidades cardíacas e pulmonares crónicas, ocasionando dificultade para respirar con normalidade, tose seca ou con flema, respiración con asubío, falta de aire ou molestias no peito».
Para protegerse ante un evento de estas características, Sanidade recomienda «limitar a exposición ao fume, abandonar a área se é dos que corren un maior risco por mor da inhalación de fume». Dentro de casa, se recomienda «manter o aire interior tan limpo como sexa posible», con las puertas y ventanas cerradas. «Se conta con aire acondicionado, utilíceo. Se non conta con aire acondicionado e fai moito calor dentro da casa, refúxiese noutro lugar que estea máis fresco».
Un reparto solidario
En cualquier caso, el episodio registrado este sábado en Rubiáns volvió a poner en circulación las mascarillas. El covid-16 las convirtió en un objeto de uso frecuente y ayer volvieron a dejarse ver en la recta de Rubiáns. De hecho, desde la carnicería de la pequeña zona comercial situada junto a la gasolinera se estuvieron repartiendo entre las personas que allí se encontraban. Y es que, como siempre que la desgracia asoma, aparecen también esos pequeños gestos de solidaridad que permiten mantener cierta confianza en la bondad de las personas.