
Pionera en un arte distinto, Cristina ha diseñado el cartel de la Festa da Auga de Vilagarcía de este año
18 ago 2025 . Actualizado a las 20:04 h.Cristina Velasco Mora afrontaba sus primeros compases como becaria de un estudio de abogacía cuando decidió dar un paso al costado. Había detectado que esa profesión, que nunca la había convencido del todo, la sumía en un estado de fragilidad. «No disfrutaba y me estaba empezando a afectar a la salud; recogí todas mis cosas y volví a la casa de mis padres», comenta la propia artista.
Fue Beatriz, la mayor de las hermanas, quien años antes había descubierto la tradición del origami. Al adentrarse en el universo del papel, le transmitió sus conocimientos a una pequeña Cristina que, sin saberlo, había encontrado un refugio al cual recurrir. Con el tiempo, ese espacio fue acaparando un lugar predilecto, pasando de un hobby a una apuesta laboral de artesanías de papel. El proyecto ya se encontraba en marcha en el 2012 con un blog bajo el nombre de Anaquiños de papel. Pero no fue hasta el 2014 cuando decidieron ampliar los horizontes, convirtiéndose no solo en una pasión, sino también en un porvenir.
Comenzar de cero nunca es fácil, y menos cuando el camino lo crea uno. «Emprender en España es muy duro y más cuando se trata de arte en papel. Nadie hacía lo que hacíamos nosotras, era muy novedoso», alude la artesana gallega. Esos primeros años fueron difíciles, una «montaña rusa de emociones», pero lo lograron gracias al apoyo incondicional de su familia y de su «colchoncito de personas que las sostuvo cuando fue necesario».
Pronto llegaría un e-mail, del cual inicialmente descreerían dada la identidad de su emisor, ni más ni menos que VOGUE España. Así fue como surgió una colaboración soñada con una de las mayores editoriales. Seguidamente fue el turno de Inditex, que llamó a su puerta para que dictaran unos talleres de Navidad a sus empleados en Arteixo. Y ese fue el punto de inflexión, la confianza que les brindaban empresas de renombre impactaba positivamente en su emprendimiento. «Significaba que lo estábamos haciendo bien y que había que tirar para adelante». Sin embargo, nada es color de rosas, después de once años en el medio la presión sigue presente y hay días complicados donde se plantea si vale la pena todo el esfuerzo y el sacrificio. En esos momentos es cuando recurre a todas las «personas maravillosas» que se cruzó en el camino y rememora las experiencias vitales que vivió, «viajé a Nueva York, a Ciudad de México, a París y todo gracias a mi trabajo».
Hoy el contexto es diferente, el medio artístico es otro y la evolución es resultado del encuentro entre otras técnicas y de estar en contacto con más creadores. «Hay que colaborar mucho y estar siempre atenta a lo que te rodea y de ahí intentar innovar porque a día de hoy hay millones de personas que hacen flores de papel, yo las hice hace diez años y ahora estoy intentando hacerlas con un toque distinto». Mediante ese proceso de intercambio fue que descubrió el papel impermeable; la investigación para una flor que acompañaría un vestido de novia la llevó a redefinir los límites de su obra. Así pues, su entorno gallego retroalimenta sus creaciones. «Tanto la vegetación como la propia artesanía que tenemos aquí, suelo ver trabajar a las redeiras, a las cesteiras como Idoia Cuesta, la artesanía que tenemos en Galicia es pura inspiración». Eso no es todo, la música, la moda, todas las expresiones artísticas nutren sus obras y se reflejan a través del papel.
Velasco Mora también fue perfeccionando su técnica y las palabras no llegar a describir su arte. Son piezas únicas que requieren dedicación y, principalmente tiempo: «Me lleva alrededor de dos días y medio de trabajo para hacer un ramo de flores —hay que cortar el papel, darle forma, cortar los alambres y ensamblar el ramo—. Pero, dependiendo del proyecto, uno de decoración de escaparatismo pues igual me podría llevar 10 o 15 días». La última de sus creaciones fue el cartel de la Festa da Auga de Vilagarcía de este año. Con una libertad absoluta desde la organización, la artista logró reflejar la identidad de una celebración que recuerda con mucha emoción. Velasco Mora guarda con mucho cariño a la ciudad que alojaba sus veranos, «era diversión absoluta, disfrutábamos mucho con mis primos y, cuando crecí fueron los primeros amores, las primeras aventuras, grandes amigos. Ahora vuelvo porque Vilagarcía es mi segunda casa». Con ese sentido de pertenencia afrontó el desafío de crear la imagen representativa de la fiesta, «fue un honor absoluto que confiaran en mi y una responsabilidad muy grande».
Por el momento, el proyecto se encuentra en una transición y próximamente se llamará Velasco Mora Estudios. «Estamos en una época de madurez: cuando creamos la empresa éramos dos chicas emprendiendo y lanzándonos a la piscina sin ningún tipo de responsabilidad y ahora somos dos mujeres, con hijos, con hipotecas». Su hermana sigue acompañándola como en los primeros días, compaginándolo con su trabajo de arquitecta, pero siendo clave en «los trabajos de escaparatismo o de decoración muy grande».
Mientras tanto, desea que el trabajo que le abrió las puertas del mundo y la hace recorrer otras ciudades españolas, le brinde más oportunidades en Galicia: «Para mí sería un sueño, sé que las cosas llegan cuando tienen que llegar y en ese momento lo voy a disfrutar un montón».