
Carlos llegó en los noventa a Galicia desde Argentina. En su clínica dental, que acaba de cumplir 25 años, trabajan ahora sus hijos Pedro y Sofía, en quienes confía legar pronto el mando para jubilarse.
10 oct 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Las sagas familiares nacen de caracteres intrépidos y decididos. Atrevimiento fue lo que no le faltó a Carlos Duymovich cuando a los 25 años abandonó su Argentina natal para cruzar el charco.
Era el 1992, aún faltaban varios años para que muchos de sus compatriotas, empujados por las dificultades económicas, tomasen, en torno al cambio de milenio, el mismo rumbo que Carlos. Así que cuando llegó a Carril, resultó natural llamarlo el pibe, ya que no había otro. No es que le costase mucho adaptarse: «A la semana ya estaba echando la partida con los viejos en el bar».
Carlos traía de Argentina un título de odontología bajo el brazo, al que pronto comenzó a dar uso. Durante los noventa trabajó en varias clínicas, intentando ganarse la confianza de sus superiores y ahorrando lo posible para abrir su propio negocio.
Reconoce que no fueron años sencillos, pero el esfuerzo dio sus frutos en el 2000, cuando abrió la clínica dental Dena, en un emplazamiento diferente al actual, al que se trasladarían en el 2006. Del equipo que lo acompañó en los comienzos de su andadura solo continúa Ángeles Rosal, higienista, que tras muchas vivencias juntos, es casi un miembro más de la familia: «A los 15 días de abrir, le dije: “Toma las llaves, me tengo que ir, que está naciendo mi hijo”».
Ese hijo era Pedro, el primer heredero de la saga Duymovich. Tres años antes, en el 1997, Carlos contraía matrimonio con su esposa, natural de Cambados. La siguiente en nacer, en el 2002, fue Sofía. Los dos siguieron los pasos de su padre y estudiaron odontología, ambos en Portugal: él en la Cespu, ella en la Fernando Pessoa.
Sofía es la última incorporación de una clínica que, sin comerlo ni beberlo, se ha convertido en la segunda casa Duymovich. Pedro lleva ya dos años trabajando codo con codo con su padre: «Nos llevamos bien, pero tenemos nuestros roces, somos de escuelas diferentes».
Precisamente esa diferencia de perspectivas es lo que más valora Carlos. Sus hijos traen consigo una formación más moderna y actualizada. Pedro, por ejemplo, se encarga de hacer los modelados en tres dimensiones de las bocas de sus pacientes.

Tecnología puntera
El policlínico Dena, a pesar de su situación algo apartada —que no impide que sus clientes se desplacen desde Vilagarcía, Sanxenxo, Padrón o Poio—, no escatima en inversión tecnológica. Las instalaciones, además de estéticas, resultan impresionantes: «Los que llegan por primera vez se quedan asombrados. Se creen que una clínica así podría existir en el centro de Vilagarcía o de Sanxenxo, pero no en Dena». En sus cuatro gabinetes pueden encontrarse escáneres intraorales, máquinas para realizar CBCT o tomografías computarizadas, con segmentaciones en tres dimensiones.
Todos estos artilugios llevan impreso el logo de la empresa coreana Vetech, de la que Carlos es prácticamente embajador en España, participando a menudo en las ponencias que la marca celebra en nuestro país. La última, este pasado mayo, en Madrid, en la que insistió en que uno de los grandes retos del odontólogo es generar confianza en el paciente: «Apostamos por las nuevas tecnologías, pero no para presumir de ellas, sino para convencer e informar mejor al cliente», asegura.
El pibe comenzó a pensar en renovar el arsenal de la clínica y actualizar su método poco antes de la pandemia. Se formó en el uso de las tecnologías más punteras en el campo de la odontología y eso, asegura, le ha hecho mejor en lo suyo. Ahora forma a otros compañeros de profesión que quieren seguir el mismo camino.

Su reputación es tal que es habitual que otros dentistas deriven a sus pacientes a Dena para realizar pruebas que necesitan de material específico: «Y yo encantado, pero siempre con ética profesional, jamás le haré un presupuesto a un cliente de un colega».
Las tecnologías son su mejor aliado, pero Carlos tiene clara la fórmula que les ha hecho cumplir 25 años y que ha convencido, en ese tiempo, a más de 6.500 pacientes: «El trato cercano, directo y honesto. Si te exploro y veo que te hacen falta cuatro implantes no te trataré de vender cinco». Una fórmula que desde siempre trata de inculcar en sus hijos, los herederos del policlínico Dena y de la saga Duymovich.
Dónde está
En la rúa de Galicia, en Dena, al paso de la PO-550 que conecta Cambados y O Grove. Es difícil no reparar en ella si uno es asiduo de esta vía.