C inco de setembro, nove da noite. Máis dun cento de veciños armados sitiaron a Casa da Fonte e mandaron desaloxar ao cura Sartajes, pai recente dunha meniña, que de portas para fóra clamaba preferir a morte a carón dos que ceaban dentro. Declarou o capitán: «Dicho lizenciado Sarttajes les a pedido encarecidamente que le dejasen y pidiesen lo que quisiesen que quería morir conmigo». Os asaltantes apedraron a vivenda, derribaron as portas, irromperon con decisión e chimpárono fóra: «Com biolencia echaron fuer a dicho Don Venito Sartajes y porque quiso resistir la salida le dijeron moriría con los demás y a empellones lo echaron fuera». E seguiu contando o capitán: «Luego me agarraron diez u doce ombres y después de ajarme con bofetadas a mano abierta, puntapiés y otras injurias, me pusieron dos hoces de cortar leña con los filos al cuello. Una por delante y otra por atrás, unos eran de sentir que me matasen que ya era tarde y otros decían que no».
Os veciños, cos métodos vixentes da Inquisición, pretendían recoñecemento de que nada debían por foros e demandaban un documento no que constara todo pago. Así que con fouces á garganta e ameazando con decapitar ao foreiro, encaixárono entre dúas arcas e torturárono. Relatouno así o criado Carvallido, que ía de susto en susto: «Con dos ozes que le puesieron al cuello, una por delante y otra por atrás echándole encima de un banco para ejecutar el golpe mostrando un martillo grande que llebavan con las ozes y con esta amenaza y rrigor que pretendían le dijeron diese carta de pago de todo lo que les pedía y el les ofreció dársela y no solo eso sino todo lo que tenía porque no le matasen y que para dar la carta de pago no tenía papel ni tinta, que lo trajesen y se la daría y entre cosa y cosa le daban de bofetadas y golpes y algunos también al scrivano y con la confusión que causó lo rreferido no hizo reparo quales dellos salieron a buscar el papel y tinta y mientras le mettieron entre dos arcas y con ellas le apretaban el cuerpo dándole de patadas y puntapiés. Y luego binieron con el papel y tinta». E o escribán «scrivió y porque le temblava la mano le decían la scriviese bien tratándole de perro».No documento figuraba que nada se debía polos foros porque xa os cobrara José Andrés Sánchez Portocarrero.
O recibo non convenceu aos veciños e decidiron consultalo, segundo dixeron, cun avogado. Jacinto de Lores, taberneiro e Domingo Brión, xastre, saíron co papel a altas horas da noite do domingo e tardaron media hora en volver. Deulles tempo a acercárense á reitoral, onde estaba Pedro Mareque.
O ditame foi que aquela folla non valía, que o señor da Casa da Fonte tiña que asinar que cobrara todo, pero en nome da súa muller Susana Blanco, a titular dos foros. E o capitán, coas fouces ao pescozo, rubricou entreliñas tal engadido. Os veciños gardaron o documento sen abandonaren a casa nin ceibaren ao capitán e debateron como rematar. Nesas, algunhas mulleres deixaron o asedio por iren vender legumes a Cambados e alí constataron que estaba soado por todo o país que, entre todos, axustizaran o señor.