Aunque lo ocurrido se atribuye a una chiquillada, la comunidad educativa denuncia el uso reiterado del recinto como «recinto de festa constante», lo que provoca problemas de forma periódica
23 jul 2025 . Actualizado a las 20:32 h.Una montaña de papeleo, varias horas de trámites y alrededor de 5.000 euros en daños. Ese es el coste del asalto que el lunes por la tarde sufrió el colegio de San Tomé, donde entró un grupo de personas. Revolvieron varias habitaciones y se hicieron con un botín heterogéneo, como si hubiesen ido cogiendo, sin ton ni son, aquello con lo que se iban encontrando. Los asaltantes no se pararon mucho: la alarma sonó y apuró su fuga.
La sirena comenzó a sonar a las seis menos cuarto de la tarde. Hasta el lugar se desplazaron tanto agentes de la Guardia Civil como de la Policía Local, que descubrieron el reguero de pistas que habían dejado atrás los asaltantes. En el interior del centro, al que accedieron rompiendo el cristal de la puerta trasera del colegio, revolvieron una de las aulas, dejándolo todo patas arriba y rompiendo varias calaveras de uso didáctico. En el patio y en un camino que discurre entre el recinto escolar y el instituto Asorey se encontraron algunos elementos que formaban parte del botín sustraído. Así, dentro del patio se hallaron diversas piezas de material de oficina —grapas, grapadoras, tenazas...— e incluso varias garrafas de agua de cinco litros. Y fuera del recinto, entre unos matorrales, fueron hallados los maletines y los altavoces correspondientes.