El universo grafitero meco de Ozo Supply

leticia castro O GROVE / LA VOZ

O GROVE

Martina Miser

El artista grovense, Pablo Ozo, crea un universo artístico que conjuga diversas disciplinas

10 ene 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Pablo Ozores (O Grove, 2000) siempre tuvo clara su vocación artística. De hecho, muchos de los recuerdos de su infancia son con un lápiz en la mano haciendo bocetos en papel mientras pasaba las horas tras la barra del restaurante de sus abuelos. «Miña avoa recorda sempre que nunca ía comer sen ter feito catro ou cinco debuxos», cuenta. Al ir creciendo, esas costumbres fueron quedando aparcadas, «pero a todo o que facía buscáballe sempre o lado creativo». Su talento es innato, no lo adquirió en ninguna Facultad de Bellas Artes. De hecho, su formación fue por otros derroteros: se graduó en Administración y Dirección de Empresas y se especializó en Márketing, algo que también le gusta y que le ha ayudado a visibilizar su obra, en la que se aprecian reminiscencias de Basquiat en el trazo y un estilo que mezcla animación y tintes grafiteros a partes iguales.

Fue el encierro provocado por la pandemia el que le dio el empujón para crear su propia marca y comenzar a impregnar con su estilo piezas textiles o accesorios de moda para luego dar el salto al lienzo. Los pinceles, rotuladores y sprays fueron sus primeras herramientas para plasmar esa realidad que nace en su cabeza, «os primeiros debuxos que compartín estaban feitos sobre papel, cartulina… publicábaos nas redes e vin que gustaban», explica este joven artista cuyo talento comienza a dar sus frutos. Fue precisamente la visibilidad y el éxito en redes sociales lo que lo animó a lanzar la web con el objetivo de vender su obra. Pero la inmersión en este mundo se la dio una beca para trabajar junto a una diseñadora en Berlín, un lugar en el que forjó contactos y al que volvió un año más tarde para exponer sus cuadros. «Esa experiencia aclaroume un pouco as ideas, para decidir por onde quería tirar e cómo quería enfocar o traballo», dice. Y fue así como se dio cuenta de que debía apostar por el formato cuadro y tener una obra amplia, «algo necesario para que te poidan recoñecer, que a identifiquen como túa».

A día de hoy cualquiera que se detenga ante uno de sus coloridos cuadros podrá comprobar que todos llevan un sello propio que los identifica: una especie de orejas de conejo que tienen su origen ni más ni menos que en el visionado de Alicia en el país de las maravillas. Y es que Rabbit es un personaje que vive de manera intrínseca en su obra, explorando la búsqueda de la felicidad. La mayor parte de las creaciones las realiza ahora en acrílico y experimenta con telas para darle textura y profundidad al lienzo. El toque más desenfadado y espontáneo, el trazo suelto que da el toque final lo consigue gracias a una barra de óleo con la que consigue el efecto de una cera blanda. Ese estilo tan marcado tiene además de la huella de Basquiat, una fuerte influencia de artistas urbanos como Alec Monopoly, «comecei a descubrilo e gustoume moito como construía un universo en torno ás súas personaxes, e comecei a tirar do fío e descubrir a outros autores, sobre todo norteamericanos», explica.

A partir de ahí un no parar, explorar los colores de Warhol, las figuras de Picasso, o los graffitis de Keny Scharf. Pablo Ozo, inquieto por naturaleza, bebe de todas esas influencias, y confiesa: «Paréceme interesante que conseguiran trasladar ese arte urbano dos vagóns do tren ao interior das galerías, cambiando en certa maneira ese concepto de luxo». Con tan solo veinticuatro años tiene las cosas muy claras, y poder vivir del arte le parece una auténtica maravilla «aínda que bote un montón de horas non sinto que estea traballando», cuenta este meco que el año pasado realizó la friolera de sesenta obras y sigue sin bajar el ritmo. No ha perdido de vista pintar sobre prendas textiles, porque sabe que llega a otro tipo de público y quiere también los jóvenes puedan llevar una prenda con su firma. Por eso también digitaliza alguno de sus cuadros para convertirlos en lámina y hacerlos un poco más asequible. Que nadie que quiera un Ozo se pueda quedar sin él. Tanto los cuadros como las prendas están disponibles en su web www.ozosupply.com , un gran escaparate abierto al mundo mediante el cual seguir creciendo.

Cruza fronteras

Desde que decidió lanzarse a este asunto no ha tenido tregua, le han invitado a pintar en directo en algunos eventos como en The Ocean Race, en Alicante, hace ahora un año, lo que ha hecho que su visibilidad continúe extendiéndose. También lo hace desde O Grove, donde en 2022 creó su propio estudio, bajo su sello Ozo Supply, y ha forjado buenos contactos, de esos que llegan por casualidad y terminan abriendo puertas.

Su nombre suena ya en ciertos círculos artísticos y más que lo hará, pues a finales de mes cruzará la frontera para exponer tres lienzos en París de la mano de la Galería Gaudí. Será en la Puerta de Versalles en un evento de arte que durará tres días, del 26 al 28 de enero.

Mientras, trabaja para decorar las habitaciones de un hotel en Madrid, y guarda una sorpresa para este año 2024: «Estou facendo un libro cunha editorial de Copenhague», revela este joven grovense. La idea es que la obra esté terminada en marzo y que puedan ponerla a la venta en junio.