La reina de San Froilán es vilagarciana

Antonio Garrido Viñas
antonio garrido VILAGARCÍA / LA VOZ

VILAGARCÍA DE AROUSA

CEDIDA

La Duendeneta lleva diez años marcando el ritmo de las fiestas lucenses

13 oct 2023 . Actualizado a las 18:59 h.

El mundo está lleno de casualidades. De felices encuentros que acaban cambiándote la vida. La Duendeneta se encontró con Eduardo Núñez. O más bien fue al revés, pero eso fue el comienzo de todo. Eduardo Núñez era quien organizaba las fiestas de San Froilán hace diez años y tenía la sana costumbre de veranear en Carril. La Duendeneta, en el verano del 2012, se estrenó en unas fiestas de San Roque. Y dio la casualidad de que por allí estaba Eduardo, que repitió al año siguiente y dijo: «Yo quiero esto para San Froilán». Ahí comenzó un triángulo de amor bizarro, que sobrevivió a la marcha de uno de los protagonistas —Eduardo Núñez ya no se encarga de organizar el San Froilán— y habrá que ver si aguanta otra huida, porque Carlos Crespo amaga con colgar los auriculares sin ofrecer ni siquiera un bis a sus admiradores.

El asunto es que en aquel 2013 surgió la magia. La Duendeneta llegó, vio y venció y, desde entonces, se ha convertido en uno de los pocos elementos imprescindibles en el programa de fiestas lucense. «En aquel San Froilán hicimos dos noches y dos karaokes infantiles, porque teníamos también ese formato», recuerda Crespo. Eran los primeros kilómetros de la mítica furgo, que se movía básicamente por O Salnés, y que no nació para todo en lo que después devino. La Duendeneta se ideó como un equipo de sonido móvil, para alquilar a quien la quisiera. «Carlos Galbán fue un adelantado, porque en el 2010 no había ni food trucks todavía y él montó un equipo en una furgoneta», recuerda Carlos, que se metió en ese historia para diseñar el logo y luego para pinchar en aquellos dos primeros días de San Roque, sin más. «Aquello era un divertimento que ni se nos pasaba por la cabeza que tuviera más proyección. Era una cosa muy humilde, muy pequeña», recuerda.

La gran fiesta duendenetera

Regresando a Lugo, y con la salvedad de la Festa de Auga, apunta Crespo que la gran fiesta duendenetera del año es San Froilán. «La sintonía que generamos desde el primer año con la gente es tremenda. En Lugo somos nosotros, nosotros. Hacemos cero concesiones y la receptividad desde el primer año fue brutal. Hubo un año que estuvimos cinco noches», dice Crespo. Hay un pandilla, que se llama Los Míticos y que está formada por medio centenar de personas, que organizan su cena de San Froilán el día que está La Duendeneta. «Hay un residencia de estudiantes, Bal y Gay, donde hemos tenido siempre muchos fans, que nos aparecen luego en el Albariño, o en PortAmérica. Se renuevan continuamente porque acaban la carrera, claro. Este año hemos tenido sesenta chavales en primera fila de 20 o 22 años de la residencia. Se transmite de promoción en promoción», dice Crespo. No es el club de fans de John Boy, pero algo parecido, que ya lo cantaban Love Of Lesbian hace treinta años. Y luego están las historias de amor que han sellado. «El 60% de las bodas que hacemos son en Lugo», afirma. Todo ello pese a que el sonido y los temas han cambiado. «Al principio, La Duendeneta pinchaba música vintage, pero en PortAmérica nos dimos cuenta de que en el público indie teníamos un nicho de mercado importante y poco a poco empezamos a evolucionar y ahora pones canciones de antes, pero con versiones actuales. El sonido ha cambiado totalmente», explica Carlos. El sonido, en realidad, es lucense durante estos días, porque hay temas que gustan en otros lados, pero que no levantan a nadie en San Froilán y viceversa, dice Crespo, que da, para acabar, la lista de las tres que son imprescindibles en la capital lucense: Sash!, con Ecuador, Safe and sound, de Capital Cities y el remix de Elyella de Todo lo que importa, de Viva Suecia.