La Vilagarcía inglesa cumple 150 años

José Ramón Alonso de la Torre
J.R. Alonso de la torre REDACCIÓN / LA VOZ

VILAGARCÍA DE AROUSA

El Museo do Ferrocarril explica la historia de Vilagarcía de los últimos 150 años
El Museo do Ferrocarril explica la historia de Vilagarcía de los últimos 150 años MONICA IRAGO

En 2024, deberíamos celebrar el aniversario de la llegada en 1874 por primera vez de la Royal Navy

28 ene 2024 . Actualizado a las 17:24 h.

Para presumir de ser un Vitovi (Vilagarciano de Toda la Vida), es imprescindible haber visitado el Museo do Ferrocarril de Vilagarcía, situado en la avenida Rosalía de Castro, en la antigua estación de Carril, frente a la playa de A Compostela. El museo es de entrada gratuita y, entre noviembre y abril, abre los viernes de 10.00 a 14.00 y de 16.30 a 19.30 horas. Los sábados abre de 11.00 a 14.00 y de 16.30 a 19.30 horas, y los domingos, de 11.00 a 14.00 horas. El resto de la semana cierra, así que quien no lo conozca deberá aprovechar los fines de semana para visitarlo.

En el museo, se presenta de manera didáctica, sencilla y amena la historia de la ciudad a lo largo de los últimos 150 años, un tiempo en el que Vilagarcía entra en la modernidad y en la era industrial gracias al ferrocarril y al puerto. También es la época en que la llegada de LA Armada Inglesa revoluciona los modos de vida, las costumbres y el comercio. Y es en esos años cuando Vilagarcía se convierte en un balneario marino aristocrático, elegante y entretenido.

Diversos vídeos se dedican a resumir en imágenes la historia de la ciudad. Se titulan: Vilagarcía de Arousa, la revolución industrial y el ferrocarril, El tren llega a Vilagarcía, los ingleses o A praia de Compostela, Vilagarcía de Arousa, anos 30, este último, simpático y evocador, ha sido recuperado por O Faiado da Memoria.

Hay un vídeo interesantísimo titulado Scenes at Arousa Bay. Men of the Royal Navy's Atlantic Fleet visit Vilagarcia, 1919. Se trata de un documental conservado en los Imperial War Museums del Reino Unido y resulta ilustrativo ver las barcazas en las que los marinos ingleses desembarcaban entusiasmados de sus destructores y acorazados para acercarse a Vilagarcía.

Venían las barcazas atestadas de soldados, que se ven en las siguientes imágenes desembarcando uniformados en el muelle y dirigiéndose hacia el centro de la ciudad, donde se vivían situaciones semejantes a las de esas ciudades portuarias (Málaga, Venecia, Tánger, Barcelona) donde los cruceristas se agolpan en calles, tiendas y bares. Aquí se los ve por el Casablanca, el balneario del parque de A Compostela o la plaza de Galicia.

En esas imágenes, se intuye cómo revolucionaban la vida local. Salen mujeres contentas, bromeando, cogiendo el palo de una escoba como si fuera una guitarra; dos guardias municipales de estética Scotland Yard, cómo iban a vestir si no, cuidan del orden en la plaza de Galicia mientras, al fondo, los marinos ingleses se paran ante los puestos de venta y los escaparates de aquella Vilagarcía a cuyas tiendas llegaban las últimas novedades de París antes que a Madrid o Barcelona. Salen en el vídeo niños asombrados que contemplan el trajín de uniformados, el tumulto marinero, la algarabía. Y vendedoras que atienden sus puestos de dulces, quesos y bebidas mientras algún marino, al fondo, analiza la situación y decide sus compras.

Cuando hablamos de la Vilagarcía British y de los vilagarcianos ingleses, todo suena a mito, a ironía, a casticismo de abuelo cebolleta, pero ahí están las imágenes y ellas solas bastan para comprender lo que suponía la llegada de la Armada Real Británica, que fondeó por primera vez en la ría hace justamente 150 años, en 1874, y, como se indica en un panel del museo, inició ese año un idilio con Vilagarcía convertida en puerto de invierno de los ingleses hasta el estallido de la Guerra Civil en 1936.

El museo ayuda gráficamente a hacerse idea de lo que suponía el desembarco de diez mil marineros en una ciudad que en el año 1900 tenía apenas 7.814 habitantes, contando todas las parroquias del extrarradio. Es decir, esos días, en el casco urbano, el número de ingleses doblaba al número de nativos, que debían de ser cinco mil. Es como si ahora desembarcaran cincuenta mil ingleses para una población de unos 25.000 vecinos en el centro, 37.689 en todo el municipio, según el censo de 2023.

Apuntan los paneles del museo que la comunidad inglesa trajo a Vilagarcía un aire cosmopolita que la singularizó en el conjunto de la Galicia de entonces. Las tabernas servían whisky y ginebra, Sir Reginald Cameron Walker, vicecónsul inglés, impulsaba la creación del British Cemetery, el ingeniero de minas y ahijado de Carlos Marx, Charles Lessner, se enamoraba de la vilagarciana Josefina Porto y formaba familia en Arousa, lo mismo que hacían el inglés John Trulock, gerente de la compañía del ferrocarril que unió Carril (Vilagarcía) con Cornes (Santiago), y Josefina Bertorini, los abuelos de Camilo José Cela.

Aquellos partidos de fútbol

No ignora el museo aquellos partidos de fútbol entre ingleses y gallegos en el Campo de Santa Rita, ni el primer equipo de football arousano, el Alfonso XIII F. C., fundado en 1901 por José María Abalo Abad, al que siguió el Villagarcía F. C., presidido por Camilo Cela, yerno de John Trulock.

Expone el museo un bonito cartel anunciando a todo color los «grandes y rápidos vapores y correos» de la Mala Real Inglesa, con salidas regulares para Brasil y Río de la Plata y agentes en Vilagarcía y Carril, los señores González y Fernández. Y todo, en fin, nos recuerda que, en 2024, hace 150 años que esta ciudad empezó a cambiar.