La voracidad de los incendios de Portugal también trastoca la economía arousana

Serxio González Souto
serxio gonzález VILAGARCÍA / LA VOZ

VILAGARCÍA DE AROUSA

MARTINA MISER

El cierre de la fábrica de Finsa en Aveiro, forzado por los fuegos, retrasó varios días una operativa portuaria de tablero con destino a Inglaterra

22 sep 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

La vía más evidente a través de la que los doscientos incendios que esta semana arrasaron el norte de Portugal se han dejado notar en Galicia cobró la forma de una densa cobertura de humo. El mar de Arousa no fue ninguna excepción a este fenómeno. Durante dos días, los cielos se tiñeron de un gris apocalíptico que enrojecía la luz del sol y el reflejo de la luna de manera tan hermosa como inquietante. Las lluvias de ayer han contribuido a limpiar las impurezas del aire, que recobra su calidad habitual. No obstante, en una economía estrechamente entrelazada como la que sustenta la sociedad contemporánea cualquier suceso puede alterar los números a distancia. Y lo ocurrido en Portugal ha tocado la actividad empresarial en la ría de un modo menos estrepitoso pero igualmente sensible: la catástrofe de fuego provocó la demora de una operativa portuaria para la exportación de tablero desde Vilagarcía.

El tablero es uno de los principales productos que mueve la Autoridad Portuaria. El año pasado, por ejemplo, supuso la sexta parte del millón y medio de toneladas que firmaron los muelles, en un ejercicio que elevó su listón a un nuevo récord. De esas 251.100 toneladas de tablero, la práctica totalidad, 238.000, fueron embarcadas en la capital arousana para ser transportadas por mar a otros enclaves.

Esta fuente de ingente actividad es impulsada por la multinacional gallega Finsa, que tiene en la capital arousana uno de sus puertos de referencia. El tablero que se exporta desde Vilagarcía procede, en su gran mayoría, de la factoría que el grupo posee en Padrón. No obstante, tampoco es extraño que desde los muelles se complementen las cargas con tablero llegado por carretera desde la planta que Finsa opera en Aveiro. Y en este punto reside la causa del incidente registrado esta semana, puesto que la fábrica portuguesa tuvo que interrumpir su actividad al verse cercada por un incendio.

El carguero EEMS Dart, un buque de 89 metros de eslora y bandera gibraltareña, recaló en Comboa el lunes para recoger tablero y trasladarlo al puerto inglés de Birkenhead. Se trata de una operativa que, en circunstancias normales, no exige más que tres días. En este caso, sin embargo, el barco tuvo que permanecer en la capital arousana hasta el viernes, al no poder recibir en la fecha convenida el material procedente de Portugal. Aunque pueda resultar anecdótico, en un ámbito en el que los minutos se cuentan por céntimos de euro, un retraso de dos jornadas representa un sobrecosto que a nadie interesa. Por supuesto, nada tiene que ver este modesto problema con las dimensiones de la catástrofe ambiental y humanitaria que las llamas han desencadenado en Portugal. Pero no deja de suponer la constatación de que nadie es ajeno a nada y ninguna desgracia acontece lo suficientemente lejos en un mundo que, si por algo se caracteriza, es por la interdependencia.

MARTINA MISER

El EEMS Dart, como un ejemplo flotante, navega ya hacia el norte, hacia uno de los tres destinos del tablero que Finsa exporta desde Vilagarcía: el Reino Unido, los Países Bajos e Irlanda.