El Mozo de Arousa que se lleva la política al camerino

Bea Costa
bea costa VILAGARCÍA

VILAGARCÍA DE AROUSA

Raúl Santamaría en el salón de plenos de Vilagarcía, donde ejerce de concejal del PP
Raúl Santamaría en el salón de plenos de Vilagarcía, donde ejerce de concejal del PP MONICA IRAGO

Raúl Santamaría compagina su vida entre el Parlamento de Galicia, el Concello de Vilagarcía y la televisión

11 nov 2024 . Actualizado a las 19:43 h.

Raúl Santamaría González es uno de los tres Mozos de Arousa, los concursantes más famosos de la televisión gracias a su participación en Reacción en Cadena que emite Telecinco. Llevan casi 400 programas y no hay quien les gane. Desde que desembarcaron en los estudios Mediaset en Madrid, el 25 de mayo de 2023, siguen en la brecha con un acumulado de 2.575.972 euros.

A Raúl y a sus compañeros de equipo, Borja y Bruno, esta experiencia les ha cambiado la vida. En su caso, tuvo que abandonar las oposiciones que estaba preparando para profesor de primaria y no tardó en convertirse en un rostro famoso gracias a los aciertos en Complicidad ganadora. A principios de 2024, Alfonso Rueda le llamó para formar parte de la lista en las elecciones autonómicas y en febrero salía elegido diputado.

La agenda se le complicaba y nadie quería prescindir de él, de modo que todo el mundo puso de su parte. La productora (Bulldog TV) se mostró dispuesta a cambiar su calendario y sacrifica algunos martes de grabación para que Raúl pueda asistir cada dos semanas a los plenos en O Hórreo; lo que ya es más problemático es que pueda quedarse al día siguiente, porque el trabajo en plató se prolonga durante tres días seguidos a razón de nueve programas por semana, de modo que los miércoles de grabación Raúl debe estar en Madrid.

El partido también es flexible y, como cuenta con mayoría absoluta y el voto del vilagarciano no es vital a la hora de ganar las votaciones, puede prescindir de él en los plenos, y para las comisiones —Santamaría forma parte de las comisiones cuarta y octava de Educación, Cultura y Pesca— siempre hay un compañero dispuesto a sustituirlo. Esta flexibilidad le va también en el salario. «Tampoco tengo dedicación exclusiva, cobro el 50 % del sueldo», aclara Raúl. Esto son 2.700 euros netos al mes, una cifra importante para un joven de 26 años que se queda pequeña al lado de los siete dígitos que lleva ganados en Reacción en Cadena. Tampoco es oro todo lo que reluce; el premio hay que repartirlo entre tres, Hacienda se queda con el 47 % y todavía no han cobrado.

Con todo, los Mozos están haciendo caja porque los programas especiales sí se los abonan y la fama les está abriendo las puertas de la publicidad para la televisión y redes sociales. Bruno incluso hizo doblete como concursante de Bailando con las estrellas y lo próximo será dar las campanadas de Fin de Año en Telecinco, aunque Raúl matiza: «Todavía no está confirmado».

Son versátiles para eso y mucho más y, de hecho, Raúl no descarta seguir ligado al mundo audiovisual cuando se acabe su aventura como concursante. Ya ha hecho sus pinitos como figurante en las series A vivir sin permiso y Clanes y el teatro también le atrae. El mundo de la interpretación le tira, aunque ahora mismo, a corto plazo, su destino pasa por la política.

El escaño lo tiene asegurado hasta el final del mandato (2028) y a nivel local todavía podría tener mucho que decir. Raúl Santamaría empezó con 18 años en Nuevas Generaciones en Vilagarcía y cinco años después tomaba posesión como concejal del PP gracias a las vacantes que dejaron varias dimisiones en el grupo municipal. En mayo de 2023 resultó elegido concejal y, de nuevo, tuvo que conformarse con ser oposición, aunque el escenario podría cambiar en 2027. Con el PSOE perdiendo votos y un PP en alza muchos ya están pensando en que Raúl Santamaría daría un buen cartel electoral para Vilagarcía. ¿Estaría dispuesto a encabezar la candidatura para alcalde? El joven político es prudente y no se mete en estas turbulentas aguas, pero tampoco cierra las puertas. «Si me lo plantean tendría que ver la situación en que me encuentro y valorarlo, pero la política local me gusta mucho». Le gusta y le ocupa.

Como no puede estar todo lo que le quisiera en Vilagarcía y en Santiago para arreglar problemas como los que surgen en el Centro de Educación Especial de su ciudad o atender el trabajo parlamentario, aprovecha para atender el teléfono mientras está en el camerino, la sala de maquillaje o en ese vestuario donde elige esas camisas extravagantes que luce ante las cámaras. «Apenas puedo desconectar y como la política no es como estar en una oficina, me permite trabajar a distancia». Eso sí, en cuanto entra en plató, el móvil se queda fuera.

La semana transcurre entre Madrid, Santiago y Vilagarcía

La vida de Raúl Santamaría es un no parar. Cuando toca semana de grabación, el martes por la noche o el miércoles temprano se va para Madrid, adonde acude siempre que puede, mejor, en tren. Allí las horas transcurren entre los Estudios Picasso y un hotel que se han convertido en su segunda casa y los días que no está ocupado con la tele se reparte entre Santiago y Vilagarcía. Los fines de semana procura quedarse por Arousa, disfrutando de la familia, los amigos y su nuevo perro, aunque los compromisos no le dan tregua. Sea con la asociación Arousa Moza a la que pertenece y fue el germen de su peripecia televisiva —los Mozos acudieron al concurso para reunir fondos con los que comprar una sede— sea con alguna causa solidaria o una fiesta, siempre tienen la agenda llena. «Este verano ya decidimos decir que no a los pregones» —llevan ya unos cuantos a sus espaldas—, pero a lo que nunca dicen que no es los cientos de fans que los paran por la calle para pedirles una foto. Raúl tiene 34.000 seguidores en Instagram y su hermano Borja le gana con 60.000, lo que da la medida de su popularidad. La fama puede resultar agotadora, confiesa Raúl, pero siempre tienen una sonrisa para quien le reclama un selfi, desde niños a abuelos. Tantos meses buscando respuestas ante las cámaras también llegan a saturar y hubo momentos de querer tirar la toalla, pero ahí siguen, asomando por la pantalla cada día a las ocho de la tarde. Tan controlada tienen la técnica del concurso que ya apenas entrenan, aunque «cada vez vamos más al límite». De momento han resultado imbatibles. «Hay concursantes que nos dicen que se quedan contentos solo con conocernos».