De Noia al Guinness con agallas

SARA ARES NOIA. CORRESPONSAL

BARBANZA

S. A.

La sardina que sucumbió a las llamas del Miércoles de Ceniza noiés aspira a batir un récord de longitud Los veintidós centímetros que suele medir como máximo una sardina son «pataca minuta» -Caneda dixit- si se comparan con las dimensiones del ejemplar artificial que consumieron las llamas en el paseo marítimo de Noia el pasado miércoles. El plateado clupeido «gastaba» una longitud de 10,90 metros. Los «padres» de tan desarrollada criatura pretenden hacerla famosa a título póstumo. Por ello, han decidido remitir el efímero «currículum vitae» del pez al libro Guinness de los récords mundiales.

01 mar 2001 . Actualizado a las 06:00 h.

Hace un par de días, una joven perdía la vida en una isla de Nueva Zelanda al intentar batir un récord lanzándose en el interior de un contenedor de basura por la calle Baldwin, la de mayor pendiente del mundo. Desgraciadamente, acabó empotrada contra una caravana que estaba estacionada en las inmediaciones. En cambio, en Noia han sido más prudentes y, prueba de ello, es que han optado por una aventura carente de riesgo a la hora de intentar figurar en el Libro guinness de los récord. Y es que, en este caso, la única que se jugó el tipo fue una sardina con cuerpo de porespán, papel y espuma. Un grupo formado por diez personas, mayoritariamente miembros del ejecutivo municipal y trabajadores del Concello, se pusieron manos a la obra en diciembre pasado para fabricar un animal con agallas de campeonísimo. Tanto se esmeraron que el ejemplar acabó por lucir unas medidas de pasarela Cibeles, quedándose a escasos diez centímetros de besar los once metros de longitud. Fotografías y grabaciones del proceso de construcción y un acta levantada por un notario son algunas de las pruebas que la edil noiesa de Tráfico, Marisa Seijas, remitirá en los próximos días a los tutores del famoso volumen de los récords. A partir de ahí, sólo resta aguardar la recepción de un certificado que avale que el clupeido noiés es el number one del mundo, aunque la alegría dure poco tiempo. Lástima que la sardina no viva para disfrutar de la feliz noticia. Sucumbió al fuego en un entierro multitudinario.