Restos de la Edad del Bronce refuerzan el alto valor patrimonial del castro de Neixón

Javier Romero Doniz
JAVIER ROMERO RIBEIRA / LA VOZ

BARBANZA

DANI GESTOSO

Las excavaciones del verano confirman la ocupación durante unos 3.000 años

06 nov 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

El castro de Neixón es como un libro abierto al que tan solo hay que dedicarle algo de tiempo para descubrir los muchos secretos -materiales y antropológicos- que esconde. Una prueba son las campañas arqueológicas que se realizan cada verano, en donde siempre son numerosos los hallazgos que se obtienen. La última actuación, que tuvo lugar en agosto, no fue una excepción. Para conocer las conclusiones obtenidas habrá que esperar a que se haga pública la memoria. Aún así, los expertos ya han confirmado la existencia de restos de la Edad del Bronce, un hecho que apuntala el ya conocido y elevado valor patrimonial de este yacimiento barbanzano.

Se trata, concretamente, de un enterramiento de esta época, también conocida como calcolítica - período de la prehistoria ubicado entre el neolítico y la Edad del Bronce-, que por estar en un asentamiento castreño hace de este espacio un lugar casi único en Galicia. Así lo explicó el arqueólogo Víctor Barbeito, técnico del centro de interpretación del castro de Neixón. «Este nuevo descubrimiento dentro de un castro hace que Neixón siga ganando monumentalidad, y además lo convierte en un espacio casi único en Galicia, ya que puede haber tres o cuatro casos más. Esto no quita que mañana se realice una campaña en otro lugar y aparezcan otros, pero por lo que se conoce actualmente estamos ante un lugar casi exclusivo».

Habitabilidad prolongada

Otra de las conclusiones obtenidas durante los trabajos de agosto está relacionada con el tiempo que estuvo habitado este castro boirense. Según explica Barbeito, Neixón tuvo residentes durante unos 3.000 años. Según señala este profesional, este espacio temporal no puede entenderse de manera continuada: «Pudieron existir momentos en los que no había nadie, pero luego recuperaba la población». Un ejemplo que sirve para entender la magnitud de este número de años, según Barbeito, es que el castro de Baroña se habitó unos 500 años, siendo el tiempo que se estima en el caso de Neixón unas cinco veces superior.