El cadáver del maquinista del «Santa Ana» fue encontrado junto al pecio

maría hermida / j. m. sande RIBEIRA / LA VOZ

BARBANZA

<span lang= es-es >Apoyado en el fondo</span>. Durante las inmersiones, los buceadores han comprobado que el pesquero está totalmente apoyado en el fondo marino sobre el costado de babor y separado 30 metros de la piedra en la que antes estaba encajado por su zona de popa.
Apoyado en el fondo. Durante las inmersiones, los buceadores han comprobado que el pesquero está totalmente apoyado en el fondo marino sobre el costado de babor y separado 30 metros de la piedra en la que antes estaba encajado por su zona de popa. salvamento marítimo< / span>

La familia de Manuel Tajes, vecino de Muros, esperaba su llegada para velarlo y enterrarlo

07 abr 2014 . Actualizado a las 12:36 h.

Mientras la espera más desesperada sigue para algunas de las familias del Mar de Marín, ayer, en Muros, la madre, la mujer, los hijos y hermanos de Manuel Tajes, el maquinista del Santa Ana, el barco hundido hace casi un mes en Asturias, recibieron la única noticia que puede aportar un poco de alivio a la tragedia que sufren. Entre el pecio y unas rocas, enredado en aparejos, fue encontrado el cadáver de Tajes. Tenía 49 años y era el único tripulante del buque siniestrado que seguía desaparecido. Otros siete marineros que viajaban con él ya habían sido encontrados muertos.

Salvamento Marítimo explicó que fueron sus buceadores quienes localizaron el cadáver en el fondo marino, ayer sobre las 13.30 horas. El cuerpo fue trasladado a tierra en la Salvamar Rígel. Y, tras haberle sido practicada la autopsia, se esperaba que, por fin, pudiese regresar a Muros, al sitio del que partió Tajes solo un día antes de la tragedia. Al cierre de esta edición, su familia desconocía aún la hora a la que llegaría el cuerpo. Su hermano José resumía así el sentir de la familia: «Quedamos aliviados, é unha desgraza pero polo menos podémolo traer. A nosa nai dixo que por fin o seu fillo vai descansar en paz».

Tajes vivía, con su mujer y sus dos hijos, en la parroquia muradana de Abelleira. También era de allí Indalecio Mayo, otro de los fallecidos, y Manuel Simal, el único superviviente. En el suceso pereció también otro vecino de Muros, Lucas Mayo, de Tal, la parroquia que está pegada a Abelleira.

Gran experiencia

En este mes de espera, en el que Muros se ha visto obligada a digerir una nueva tragedia en el mar, se habló mucho de Tajes. Quienes lo conocían bien contaban lo mucho que le gustaba el mar y la gran experiencia que tenía en buques pesqueros. Trabajó en Gran Sol y en aguas africanas y la mala suerte quiso que encontrase la muerte junto a vecinos y amigos suyos de toda la vida, con los que compartía mucho más que faena; incluso sus mujeres e hijos son amigos. Una de las personas cuya voz enmudecía días después de la tragedia al recordar a Tajes era Manuel Simal, el superviviente. De él decía que era era un profesional admirable, que la seriedad con la que se tomaba su trabajo era «grandísima, tremenda». Ahora, al igual que sucedió con los muradanos Indalecio y Lucas y con los dos indonesios, dos portugueses y el alumno en prácticas asturiano, toca darle el último adiós. Está previsto celebrar un funeral en la iglesia de Abelleira y luego el entierro en el cementerio parroquial.

En Asturias, en las inmediaciones del cabo Peñas, apoyado sobre en el fondo marino sobre el costado de babor y separado treinta metros de la piedra en la que antes estaba encajado -según los datos de Salvamento Marítimo- quedan los restos del Santa Ana. Salvamento Marítimo indicó hace unos días que se prevé reflotar el buque, y que para ello la Capitanía Marítima le pidió a la empresa armadora, también de Muros, que presente un estudio. No se concretan plazos para esta maniobra.