Un espacio único para desconectar de ajetreo cotidiano

La Voz RIBEIRA / LA VOZ

BARBANZA

Situadas a los pies de la Curota, conservan la esencia de esos lugares que se mantienen a salvo de la mano del hombre

21 jun 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Pocos lugares hay que permitan evadirse y encontrar la relajación necesaria para tomar impulso y poder continuar con el ajetreo cotidiano que las piscinas naturales del río Pedras, en el municipio de A Pobra. Situadas a los pies de A Curota, otro emblema de la comarca, para acceder a ellas hay que coger la carretera CP-6702 hasta llegar al lugar de Aldea Vella. Molinos de agua, una presa, un puente y un entorno rocoso en el que abundan las cascadas componen este marco incomparable.

Se trata de un espacio que ha logrado sobrevivir a las alteraciones que muchas veces realiza la mano del hombre con poco criterio, destrozando lo que la naturaleza sabiamente ha sabido crear. Las piscinas naturales no son solo el emplazamiento idóneo para disfrutar de una jornada de baño, sino que también se encuentran en un paraje adecuado para la práctica del senderismo u otros deportes, como el barranquismo, muy en auge actualmente.

Su fama hace tiempo que traspasó las fronteras de A Pobra y, además de los vecinos de la zona, cada vez son más los turistas que acuden a contemplarlas y a probar sus aguas. De hecho, no hace falta que llegue la temporada estival para ver numerosos coches estacionados en el acceso de tierra, desde el que luego se llega caminando a las piscinas.

El sendero, tan auténtico como la propia área de baño, puede resultar un tanto complicado, pero solo de esta forma se garantiza que se conserve la esencia del entorno. La piscina principal, la que queda más cerca, está rodeada de numerosas piedras, lo suficientemente cómodas como para poder tumbarse y disfrutar con el abrazo del sol o con la belleza del paisaje. Muchos utilizan las rocas como trampolín para lanzarse al agua, ya que la profundidad lo permite.

Pequeñas charcas

Cerca de la gran piscina hay pequeñas charcas, rincones más reservados en los que también puede disfrutarse de una tarde respirando aire puro en contacto con la naturaleza.

Pero aunque cada vez son más quienes se acercan a disfrutar de esta zona, los lugareños conocen atajos que les permiten aproximarse a otras áreas de baño más escondidas y en las que la tranquilidad es casi absoluta. A quienes no les asustan los accesos difíciles tienen incluso más alternativas, como adentrarse en lo que algunos residentes denominan el cuadrado, donde la soledad es total.

Durante el invierno y la primavera, la afluencia de personas es menor. Sin embargo, la fama de las piscinas del río Pedras se ha extendido tanto que, cuando llega el verano, cada vez reciben a mayor cantidad de visitantes deseosos de quedar deslumbrados por su belleza.