El Rotogal Boiro se despidió con honores de su primera Copa Príncipe

S. Gómez

BARBANZA

JORGE PARRI

Voleibol Los barbanzanos se llevaron el primer set de la semifinal y pusieron contra las cuerdas a un Barça que sufrió más de la cuenta para hacerse con la victoria

11 ene 2020 . Actualizado a las 20:49 h.

Fue un duelo agónico, que ambas escuadras disputaron a cara de perro, sabedoras de la importancia de cada punto. El Rotogal Boiro se despidió de su primera Copa Príncipe con honores, después de poner contra las cuerdas a todo un Barça Voleibol, que se llevó la primera semifinal disputada en el pabellón de O Conco por un 3-1 (25-20, 16-25, 22-25, 27-29) que enmascara el gran papel realizado por los de A Cachada.

Aupados por un Juan Pablo Moreno descomunal, los barbanzanos comenzaron el duelo como un cohete. Sorprendió el bloque boirense al catalán, que pareció no esperarse el potencial del rival al que se enfrentó. Lo pagaron en un primer set que los gallegos se llevaron con contundencia, con un 25-20 que empequeñeció a un Barça al que le entraron los nervios.

Los de la Ciudad Condal dieron un paso al frente tras perder el primer punto. Aprovecharon también el desconcierto del Rotogal, que empezó a dudar de su capacidad, asolado por la potencia de los visitantes. Con el 1-1 en el marcador, los barceloneses aprovecharon el viento de cola para comenzar el tercer set a velocidad crucero, lo que le otorgó las primeras ventajas.

En volandas gracias a un Gustavo Larrahondo titánico, los culés sufrieron un poco más de la cuenta, pero terminaron colocando el 1-2 en el electrónico con un 22-25. Aunque lo buscó con ahínco, el Rotogal Boiro fue incapaz de recuperar la desventaja.

Hasta el final

Ni el 1-2 tumbó las ganas de los de A Cachada por cerrar su paso por su primera Copa Príncipe con buen sabor de boca. Sebastián Giraldo se echó el equipo a las espaldas en el cuarto set para crear incertidumbre en el equipo rival. Lo logró desde el inicio, consiguiendo los barbanzanos las primeras rentas en el marcador.

Ni las molestias en el brazo derecho de Juan Pablo Moreno dilapidaron el esfuerzo de los boirenses, que estuvieron a un suspiro de llevar el duelo al desempate en el cuarto set. Fue en ese instante que Larrahondo, la pieza más desequilibrante del Barça, impuso su doctrina en la pista para igualar la contienda.

Tras salvar media docena de bolas de partido, el Rotogal terminó claudicando 27-29 y se despidió de su primera Copa Príncipe. Pero con el honor de haber luchado hasta el último aliento.