
La directora de las academias Adams en Galicia defiende que es el momento de opositar, «antes de que cambie el Gobierno y metan la tijera»
23 ago 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Hace unas semanas, el Gobierno lanzaba un aviso a navegantes: sobre la mesa del Ministerio para la Transformación Digital y la Función Pública había un proyecto para aplicar un profundo lavado de cara al sistema de acceso al empleo público en los grupos A1 (el de mayor exigencia formativa) y A2 (al que pertenecen los cuerpos de gestión). En ambos casos, la Administración estudia la posibilidad de que los potenciales funcionarios no solo accedan a su nuevo puesto superando el tradicional examen, sino que ahora, en la fórmula, también entra en juego una segunda prueba consistente en una especie de máster de dos años de duración que serviría como filtro. Es decir, a pesar de aprobar la parte más tradicional, habría quien podría quedarse en el camino de no lograr durante esos dos años un resultado óptimo.
Y, en muchos casos, cundió el pánico. Porque, a día de hoy, miles de opositores se encomiendan a diario al estudio en una carrera que en la mayoría de los casos es de fondo y en la que este tipo de anuncios no sirven sino para imponer más nerviosismo.
Los expertos que se dedican a preparar a estos estudiantes lo tienen claro: este tipo de anuncios deben ser analizados con cautela, puesto que, hasta que haya una resolución firme, nada hace presagiar que finalmente pueda llevarse a cabo. Así lo defiende Carmen Amor, directora de las academias Adams en Galicia.
—¿Cómo valoran este anuncio?
—Supone volver a introducir algo de incertidumbre. Pero la realidad es que hace años que se habla de que se van a introducir cambios, y luego nunca se llevan a cabo. ¿Cuántas veces hemos escuchado que se iban a poner otro tipo de pruebas?
—¿No creen que este sistema puede resultar excluyente? Hay una parte de la población que decide prepararse una oposición con una determinada edad, con cargas familiares y con unas circunstancias económicas. Muchos no se pueden permitir estar dos años haciendo un máster sin tener la certeza de que después tendrán un puesto y cobrarán...
—La mayoría de nuestros alumnos son mayores de 40 años que compaginan la preparación de la oposición con otro trabajo. Todavía no hay nada escrito sobre cómo sería este modelo, pero es complicado que alguien tenga que renunciar a su trabajo para dedicarse a hacer un máster y estar dos años sin cobrar. El sistema no sería tan garantista como lo es ahora, y creo que sería más restrictivo, ya que estaría más disponible para los jóvenes que acaban de terminar sus carreras y no tanto para los que ya tienen unos años y buscan una nueva salida laboral.
—Y, mientras tanto, siguen anunciándose convocatorias de oposiciones con cifras que siguen siendo de récord...
—Sí. Es algo que repetimos últimamente y en lo que insistimos. Este es uno de los mejores momentos para opositar, porque, además, hay plazas de todos los tipos. Hay para personas con más y menos titulaciones, en todos los rangos. Hay convocatorias en el ámbito local, en universidades, en cuerpos altos. Se pueden encontrar puestos para cubrir en bibliotecas, hasta como auxiliares administrativos, personal de limpieza, de cocina... Y luego tenemos el Sergas, que es el que mayor volumen de contratación tiene de toda Galicia, además de contar con una enorme rotación en las listas de contratación. Hay opciones para todos. Y otro mensaje que hay que lanzar es que, antes de que haya cambios en el Gobierno y que metan la tijera, es el momento de opositar, porque, por ocasiones anteriores, sabemos que cuando se producen cambios políticos muchas veces vienen acompañados de congelación de ofertas de empleo público.
—Habrá quien piense que eso de opositar es una carrera a muy largo fondo que requiere de años.
—Lo importante es planificarse y conocer las circunstancias de cada uno. Nuestra función en la academia es precisamente adaptar el proceso a lo que el alumno disponga. Milagros no hacemos. Pero imagina que sale una oferta y el examen se convoca con seis meses de margen. Pues analizamos el temario, las circunstancias del alumno y le recomendamos si es una opción. Habrá quien solo pueda dedicar dos horas de estudio al día y otros que tienen más disponibilidad. En función de todas esas variables, seguro que hay una opción para absolutamente todo el mundo.
—Y, a lo largo del proceso, ¿han detectado un patrón que se repite en casi todos los opositores con momentos de desmotivación y otros en los que se coge el estudio con más ganas?
—Desde luego. Al principio, todo el mundo lo coge con mucha fuerza, pero en algún momento, cuando pasan tres o seis meses, casi todo el mundo suele experimentar un pequeño bajón al ver que se le acumulan los temas, que de algunos no se acuerda... Por eso es tan importante la planificación, porque evitas tantos picos. Nuestros profesores, por ejemplo, cuando están explicando el procedimiento administrativo, siempre repiten a los alumnos que no se preocupen si creen que los temas están inconexos, porque les están dando piezas del puzle que, a partir de un determinado momento, empezarán a encajar.