Tom Hanks, el náufrago

Álvaro Sevilla Gómez
Álvaro Sevilla BARRIO DEL PIGNETO

BARBANZA

XOAN CARLOS GIL

27 jul 2020 . Actualizado a las 12:03 h.

Tom Hanks es Chuck en Náufrago. Trabajador obsesivo de FedEx, una empresa de logística, sufre un accidente de avión y acaba en una isla desierta del Pacífico. Antes del fatídico vuelo, cena con su novia Kelly y su familia. Es Navidad, el ambiente, distendido, hay buena comida, ¡pero el trabajo lo reclama! En el aeropuerto ella le entrega un reloj con su foto y él le promete que volverá muy pronto. No lo hará.

En el islote pasará cuatro años. Intenta suicidarse, pero la rama a la que cuelga la soga parte en dos. Descubre que la decisión de vivir o morir no le pertenece. Solo le queda seguir respirando. El reloj con la foto de Kelly se convierte en su único aliento. Tras años con la única compañía de Wilson, un balón al que pinta ojos y cara, un día la marea arrastra un pedazo de plástico que usa como vela para escapar. «Kelly, Kelly», musita tras perder a Wilson y tras días navegando antes de ser rescatado.

Cientos de personas lo esperan en el aeropuerto. Él solo busca a una, ya sabéis a cuál, pero Kelly no aparece. En su lugar lo hace su marido: «No vendrá». Esa noche coge un taxi y la visita. Ve las fotos de su hija, hablan y le entrega el reloj antes de marcharse: «Debe estar con tu familia». Ella lo sigue, se besan y Kelly se sube al coche. «Tienes que volver a casa», le pide él.

Fundido a negro. Chuck viaja en su coche para entregar un paquete que rescató del naufragio. Escucha a Elvis. No hay nadie en casa y lo deja en la puerta con un mensaje: «Me salvaste la vida». En el primer cruce se encuentra a una mujer que le indica a dónde lleva cada camino. ¿Cuál cogerá? Atrás quedan FedEx, Wilson y Kelly. Todo lo importante se ha ido. Pero toca seguir respirando. ¿Quién sabe qué traerá la marea?