
Los seis faros barbanzanos continúan activos en la actualidad de manera automatizada
23 ago 2020 . Actualizado a las 05:00 h.Los faros siempre han sido uno de los atractivos turísticos en la costa barbanzana. Cuidadores de barcos en las aguas del Atlántico, estas construcciones soportan temporales, la dureza del mar y el paso del tiempo. Todos ellos han visto como los fareros abandonaban sus paredes, pero sus linternas continúan señalando los caminos del mar. Las seis torres de la comarca continúan prestando servicio como lo han hecho siempre, aunque ninguna de ellas se activa de forma manual.
Siguen siendo firmes vigías de la bravura atlántica y grandes guías para los navíos, demostrando su enorme utilidad en el mar. Sin embargo, en tierra ejercen un gran magnetismo y atraen a numerosos curiosos. Ninguno de los faros de la comarca puede visitarse y, sin embargo, son punto de visita obligada. Los emplazamientos en los que se enclavan y los propios edificios nunca dejan de cautivar.
Carnota, Ribeira y Muros son los tres municipios de la comarca que cuentan con vigías del mar. Conocidos por su belleza, desde las oficinas de turismo recalcan la importancia que tienen para las localidades y el interés que suscitan entre los visitantes.

Algunos, como los de Corrubedo o Lariño, tendrán una nueva vida, ya que sin dejar de marcar la ruta a los barcos se transformarán en singulares establecimientos hosteleros. Lo reconoce la técnica de turismo de Ribeira Sandra Fernández, quien recalca la importancia de la puesta en valor del faro de Corrubedo: «Convertelo nun hotel con restaurante e sala de exposicións será un enorme atractivo».
La técnica manifiesta que «tal e como está xa ten moitísimo tirón, sen dúbida é un dos enclaves turísticos do municipio». Construido en 1853, se localiza en un punto estratégico: «Pódese ver a enerxía da auga, que bate con forza nas rochas. Aínda que moita xente pregunta por el en verán, cando realmente se aprecia a súa beleza é en inverno. Moita xente nin baixa do coche, pero é un verdadeiro espectáculo natural», admite la responsable turística ribeirense.

Fue concebido como una pequeña luz local y seis años más tarde, en 1847, acabó convertido en faro. El último farero abandonó el lugar en el 2017, funcionando desde entones de forma automática
Aunque el de Corrubedo es el faro más popular, no es el único del que puede presumir el municipio. En Sálvora y Rúa se levantan sendos edificios históricos. El primero, de 1847, sufrió múltiples remodelaciones y, al igual que el conjunto de la isla, tiene la declaración de bien de interés cultural. «Case ninguén visita Sálvora sen facer a ruta do faro. A historia do naufraxio do vapor Santa Isabel fai que moita xente se sente preto para observar a inmensidade do mar», apunta la técnica.
El más desconocido
El de Rúa es el gran desconocido. Fue construido en 1864 con el mismo diseño que el de Ons: «Só podes chegar en barco, así que é menos coñecido. A diferenza con respecto a Sálvora é que podes ir nunha embarcación particular e sen pedir permiso».

Ubicado en la ría de Arousa, se encuentra en la isla del mismo nombre. Su linterna se encendió por primera vez en el año 1869 y la edificación es idéntica a la existente en la isla de Ons.
Por lo que respecta al faro carnotano de Lariño, que también se convertirá en hotel. Mientras no llega su transformación, los visitantes acuden para contemplarlo: «Na zona do faro hai unhas postas de sol incribles, que son o principal reclamo agora mesmo. Cando estea habilitado o edificio seguro que a xente se interesará incluso máis por el», aseguran desde la oficina de turismo.

En cuanto a la ría de Muros-Noia alberga dos construcciones singulares emplazadas en el término muradano. La más antigua está en punta Queixal. Se trata del faro de Louro, que posee una torre de cinco metros cuya linterna se instaló en 1862. Su gran belleza arquitectónica se complementa con las vistas. La técnica de la oficina de turismo de Muros comenta: «Ten o enorme atractivo de estar situado nun lugar privilexiado».

En la carretera de entrada a la villa de Muros puede verse el faro de Rebordiño, construido para facilitar la entrada en el puerto. Posee una torre de 6,5 metros de altura, es la única de fundición de hierro de los faros gallegos.

Todos estos ejemplos de la arquitectura civil son uno de los atractivos turísticos de los que goza la comarca. Los emplazamientos que ocupan atraen a visitantes y residentes, que encuentran un espacio idóneo para vislumbrar bellas estampas.