El baile de Vinicius

Álvaro Sevilla Gómez
Álvaro Sevilla SEÑORÍO Y VALORS

BARBANZA

Rodrygo y Vinicius Junior celebran la clasificación para la final de la Champions
Rodrygo y Vinicius Junior celebran la clasificación para la final de la Champions JUAN MEDINA | REUTERS

19 sep 2022 . Actualizado a las 10:38 h.

En el último viaje que hice pasé unas semanas en Cuba. Me sirvió para varias cosas. La primera, confirmar que la mano invisible del mercado no la puede replicar a su antojo un número infinito de funcionarios, sean soviéticos o cubanos; y que, a pesar de sufrir penurias y necesidades, el ser humano siempre busca una salida para seguir luchando. Hace unos días charlaba con amigo Reinier cuando me explicó cómo había tenido que tirar de un familiar llegado de Miami para que le trajera una aguja y anestesia para poder sacarse una muela que llevaba bastante tiempo molestándole. En la isla no quedaban ni en el mercado negro.

Vinicius Júnior sabe lo que es vivir con poco más que nada, lo que mismo que millones de niños de Brasil. Sabe también lo que es huir de la pobreza gracias al fútbol y lo que es exponerse al mundo entero al fichar por el Real Madrid. Con la camiseta blanca pasó de ser una mofa, un meme y poco más que un chiste, a convertirse en campeón de la Champions League con gol suyo en la final.

Ahora baila después de cada gol y mientras algunos lo tildan de provocación, yo recuerdo a mi amigo Reinier. Porque Vinicius no deja de ser aquel niño de Río de Janeiro que un día, sin saber muy bien cómo, se convirtió en millonario. Dicen que la infancia marca lo que somos durante toda la vida. En el Caribe, mientras todo se despedaza a su alrededor, la gente baila, ríe y canta. No saben cómo abordarán el próximo día ni como saldrán adelante. Pipito, al que conocí en Cienfuegos, porque para llorar sobran días. Como bien sabe Vinicius.