Solo un 25 % de las personas con diversidad funcional consigue un empleo
28 oct 2022 . Actualizado a las 05:00 h.A pesar de las muchas frustraciones sufridas, Daniel Tojo sigue haciendo su trabajo con el mismo entusiasmo que el primer día. Tuvo la suerte de nacer con una vocación, con un objetivo claro. Siempre quiso ayudar a las personas con diversidad funcional. Esa ha sido la principal característica de su trayectoria profesional. Es uno de los técnicos de empleo de la asociación Ambar, una de las más activas en la comarca. El centro colabora con el Servicio Público de Empleo y está financiado por la Consellería de Emprego. Su misión es la de conseguir que se rompan algunas de las barreras que impiden la inserción de estos colectivos en el mundo laboral. «Todavía hay muchos estereotipos que perjudican a las personas con diversidad. Creo que es más por desconocimiento que por maldad. Nuestros alumnos son capaces de hacer muchas más cosas de lo que la sociedad se cree», comenta.
Él y muchos otros se dejan la piel luchando por defender lo que consideran justo. Aunque las cifras, a veces, pueden resultar desalentadoras. «Trabajo con una bolsa de unas 30 personas. Lo normal es que consigan integrarse totalmente en el mercado seis o siete. Los índices de éxito rondan el 25 %», explica.
Pero lo importante es mirar al futuro. Y se ven algunos brotes verdes. «Estamos mejor que hace unos años. Y, con algo de suerte, pronto se habrá avanzado todavía más. Lo fundamental es interesar a los agentes sociales. Sobre todo a las empresas y a las instituciones», apunta Daniel.
Y, porque tienen esperanza, no se quedan con los brazos cruzados: «Tenemos jornadas con empresas para que nos conozcan y vean el perfil de persona con el que trabajamos. A nuestros alumnos les buscamos prácticas para que tengan un primer contacto con el trabajo. Y las empresas que se ofrecen, generalmente, lo hacen con ánimo sincero de colaborar. Pero luego es verdad que a algunas les hace falta darse cuenta de que los ritmos son distintos. Tienen que hacer un esfuerzo igual al que hacen nuestros alumnos».
Que nadie quede atrás
La labor de Ambar no termina una vez consiguen encontrar un empleo para uno de sus pupilos. También hacen un seguimiento y acompañamiento para no dejar sola a la persona que se está internando en el mundo laboral. No abandonan a nadie. Aunque esta dedicación a menudo trae desasosiegos. Se implican personal y emocionalmente con los grupos a los que ayudan. Treinta nombres para Daniel son 30 historias distintas y concretas: «Al final te acabas identificando con ellos. Tanto sus éxitos como sus caídas acaban siendo un poco cosa tuya también. Hay preocupación por las personas. Si no sintieras esas ganas de ayudar no te meterías a trabajar en esto».
Y gracias a todo lo aprendido, y a las cicatrices recibidas por el camino, ha conseguido extraer enseñanzas valiosas: «De las primeras cosas que aprendí fue que nunca hay que dar nada por supuesto. Hay que valorar las oportunidades que se nos dan».
Pero entre tanta lucha también hay satisfacción. Hay victorias. Tanto la miel como la hiel son parte de los caminos de la vida. «Hay mucho trabajo detrás de cada caso que se trata. Pero cuando consigues hacer algo bonito y las cosas salen bien la sensación es maravillosa. La mejor sensación de mi trabajo es la que tienes en el momento en el que te das cuenta de que has conseguido integrar a alguien», reconoce.
La senda hacia la inclusión es espinosa y frustrante. Pero, gracias a que hay unos cuantos que están dispuestos a andarla, los objetivos están cada vez un poco más cerca. Y Daniel Tojo tiene claro hacia dónde hay que dirigirse: hacia la muerte de los prejuicios y de las asunciones erróneas que a diario suponen una carga para las personas con diversidad funcional. «Solo quiero que nos conozca», asegura.
Pero, los que tienen una misión tan definida y actúan con toda la fuerza de la convicción, raramente desfallecen. Tojo, ciertamente, no da muestras de debilidad. Sigue remando. A veces a contracorriente. A veces contra el viento. Nunca solo. Siempre hay manos tendidas, gente que se esfuerza y oportunidades que esperan ser aprovechadas.