Acuarelas que traen a la actualidad a los grandes iconos de la cultura gallega

Laura Ríos
laura ríos RIBEIRA / LA VOZ

BARBANZA

La ribeirense hizo una exposición de sus obras en la tienda de Creativas Galegas en Santiago el pasado mes de febrero.
La ribeirense hizo una exposición de sus obras en la tienda de Creativas Galegas en Santiago el pasado mes de febrero. CEDIDA

La artista Sandra Cuíña crea obras con elementos de la cultura popular y la literatura de la comunidad

13 jun 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Galicia puede disfrutarse por los cinco sentidos. Esta comunidad huele a una mezcla entre tierra húmeda y humo de lareira, un aroma casi tan característico que se podría decir comestible. Aunque para gozar con las papilas gustativas, mejor sus pescados y mariscos, la riqueza de un mar que lleva años sirviendo de sostén para miles de familias. El tacto disfruta del picaño de los pinos y el leve roce de las flores mientras que los oídos se regalan con el correr del agua dulce o el sonido de las olas cuando mueren en la orilla de la playa.

La vista, por su parte, tiene doble recompensa. La primera, los hermosos paisajes naturales de un territorio en el que el verde emerge en cada esquina. La segunda, todas las representaciones artísticas que llevan Galicia por bandera incluso cuando no la mencionan directamente. En este selecto grupo de obras entran las acuarelas de Sandra Cuíña (Ribeira, 1975).

En ellas, personajes históricos como Rosalía de Castro o las icónicas Marías de Santiago vuelven a la actualidad estampadas sobre todo tipo de soportes entre los que destacan bolsas de tela, láminas, chapas y camisetas. Aunque en los tiempos que corren está a la orden del día el uso de las nuevas tecnologías para diseñar con mayor comodidad, estas piezas llaman la atención por ser el fruto de un trabajo 100 % artesanal: «Non utilizo nada dixital para facelas. Realizo primeiro a acuarela en papel e despois plásmoa noutros materiais».

El acabado es tan bueno que cualquiera diría que lleva toda la vida dedicándose a esto, pero lo cierto es que Cuíña no estudió bellas artes, sino periodismo. Estuvo más de dos décadas trabajando en un conocido diario hasta que un giro en los acontecimientos la obligó a replantearse su vida. En aquel momento de confusión, lanzarse a los brazos de la creatividad fue el mejor remedio, por eso retomó la disciplina que tanto había amado desde la niñez: la pintura.

Viaje a la niñez

Aquel ejercicio fue como una especie de esperada vuelta al hogar, pues la artista ha sido una amante de los lienzos y los pinceles desde pequeña: «Os meus libros e cadernos do colexio sempre estaban cheos de debuxos e na casa aínda facía máis».

Ya han pasado bastantes años desde que asistió a las clases del pintor Antonio Pérez, pero las lecciones en la zapatería que regentaba en Ribeira siguen grabadas a fuego en su memoria. Fue en aquellos años cuando aprendió a nadar como pez en el agua en el mundo del dibujo y las pinturas al óleo. Esta técnica, que aún le sigue gustando, acabó siendo sustituida por la acuarela por una razón muy simple: la comodidad. «Na pandemia foi cando retomei este pasatempos e era máis doado se podía facelo en calquera sitio da casa e sen manchar tanto».

Aún así, confiesa que esta manera de insuflar vida a sus obras la ha enamorado porque la obliga a hacer trazos rápidos y precisos y a ser consciente de que los errores pocas veces se pueden corregir: «Tes que aprender a convivir con eles».

Casi de golpe y porrazo, la actividad que le había valido toda la vida para desconectar del estrés del día a día se convirtió en una posible salida laboral gracias a los comentarios de sus amigos, que le dijeron que tenía que hacer algo con todo lo que producía. Fue en ese momento cuando entró en acción Creativas Galegas, un colectivo de artistas con tienda propia en Santiago que le dio la oportunidad, en mayo del año pasado, de hacer una exposición en la parte de abajo del local.

El Mercado Galego da Creatividade se convirtió desde entonces, de alguna manera, en el motor que la obligó a tomarse más en serio este emprendimiento en el que aún no se cree que esté inmersa: «En febreiro deste ano dixéronme que podía entrar a formar parte das marcas rotatorias que ofrecen os seus produtos na tenda. Foi unha sensación moi bonita saber que eles tamén apostaban por esta aventura».

El próximo mes de julio, explica, volverá a poner a la venta allí sus piezas y la primera quincena de agosto volverá a exponer.