Gastrovirtual

Alicia Fernández LA CRIBA

BARBANZA

Festa do percebe en Aguiño 2022
CARMELA QUEIJEIRO

25 jul 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Una de las múltiples señales de la identidad gallega, para aquellos que nos visitan desde más allá de O Cebreiro o A Canda, es que tenemos una fiesta gastronómica para casi cada producto del mar y la tierra. Al principio, hay que reconocerlo, siendo bastante pazguatos o abraza señoritos. Después, hay que reconocerlo, lo fuimos refinando e incluso en algunas ocasiones nos movimos a la casilla contraria, la de los engañabobos.

Ahora, en una especie de tercera fase, hay unos cuantos eventos que peligran por esa manía humana de acabar con las demás especies animales y vegetales que la acompañan en este mundo, sea por aprovechamiento o por estupidez extrema.

Aunque se mantienen con pompa y boato algunos eventos como la Festa da Langosta (A Garda), Festa do Salmón (A Estrada) o Festa da Xouba (Rianxo) están chocando con una evidencia: la escasez o práctica ausencia de producto en los mercados, más allá de esas citas y, en algunos casos, con dudas razonables sobre el origen del producto que se degusta.

Hay otras en peligro, ya vimos lo que ocurrió con el berberecho hace un par de años que prácticamente quedó relegado a la ría de Noia o con el percebe, que hace pocas temporadas estuvo en mínimos.

Pero el problema no son las fiestas de exaltación, que unos denostan y otros ensalzan con igual intensidad. Lo importante es el microcosmos biológico, económico y social que hay detrás de cada especie. La tragedia que en todos los planos supone su desaparición o presencia testimonial. Antes fueron los santiaguiños, caramuxos, cigalas,… ¿Correrán el mismo camino camarón, nécora, percebe o zamburiña?