Una experiencia para disfrutar y olvidarse de la diabetes

Ana Lorenzo Fernández
A. Lorenzo RIBEIRA / LA VOZ

BARBANZA

Los niños inmortalizaron su paso por el castro de Baroña sacando una foto dentro de una de las antiguas viviendas
Los niños inmortalizaron su paso por el castro de Baroña sacando una foto dentro de una de las antiguas viviendas PICHERO

Un total de 44 jóvenes participaron en el campamento de verano que la asociación Anedia celebró esta semana en Porto do Son

27 jul 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

El verano es una época para disfrutar e intentar, en la medida de lo posible, olvidarse de los problemas. Esa es la filosofía que llevó a la Asociación de Nenas, Nenos e Xente Nova con Diabetes de Galicia (Anedia) a organizar un campamento estival en el que conviven tanto niños con esta enfermedad con otros que no la tienen con el objetivo de demostrar que todos pueden disfrutar de la misma manera.

Este año se eligió el albergue de A Tarela en Porto do Son como base de operaciones en la que durante una semana los 44 jóvenes de 12 a 17 años, con la compañía de una docena de voluntarios, vivieron una experiencia inolvidable. «Siempre buscamos un lugar que tenga un hospital cerca, en este caso en el de Barbanza con el que tenemos colaboración, y que también permita organizar multitud de actividades», explicó la coordinadora, Arantxa Costas.

Los jóvenes disfrutaron de un viaje a bordo del balandro Joaquín Vieta
Los jóvenes disfrutaron de un viaje a bordo del balandro Joaquín Vieta PICHERO

Una excursión al castro de Baroña, una caminata nocturna conociendo los petroglifos sonenses, un recorrido por la ruta de los carpinteros de Outes, o un viaje en el balandro Joaquín Vieta se combinaron con fiestas del agua con hinchables o salir a navegar en kayak, tablas de pádel surf o simplemente darse un chapuzón en el mar.

Precisamente, todas estas actividades acuáticas fueron en las que más se divirtieron todos los jóvenes. A pesar de que la mitad de los participantes tienen diabetes, «el resto son hermanos o acompañantes que conocen la enfermedad. Aunque al principio pueda parecer un poco pesado porque si hacemos rutas muy largas hay que hacer paradas, se llevó estupendamente y sin problemas», reconoció Costas.

Fueron seis días de convivencia en Porto do Son y toda la comarca, de vivir muchas anécdotas y experiencias, y el balance es muy bueno, porque «de lo que se trata es de que disfruten por el hecho de estar juntos y de crear grupo. Son muchas horas junto y yo creo que eso es lo más positivo», señaló la coordinadora.

 Volver a repetir

«Yo prefiero mil veces este campamento que otro al que fui el año pasado. Quiero repetir»», confesaba una niña que por primera vez se sumó a esta iniciativa de la asociación Anedia y que asegura que volverá el próximo verano.

Para eso tendrá que esperar todo un año, pero por el momento llevan las pilas cargadas de todas las experiencias vividas durante una semana con sus nuevos amigos.