Las guerras modernas

Carmen Alborés CON CALMA

BARBANZA

27 sep 2025 . Actualizado a las 10:55 h.

L a paloma volaba desaforadamente, con un ramo de olivo en el pico, para llevar la paz a aquella región donde la guerra campaba a sus anchas, pero la velocidad de los drones y los misiles era inalcanzable, no podía competir con ellos. Cuando al fin llegó a su destino, solo pudo depositar su ramita sobre los escombros, e incluso sus alas se vieron salpicadas de sangre.

La señora María había visto varios cuadros famosos representando guerras antiguas, donde se delimitaban bien los campos de batalla de los soldados, ella se fijaba en sus ropas, armas, estandartes... Se apreciaba incluso el polvo en el fragor de la batalla. Ella sabía de algunos héroes de guerra, admiraba por ejemplo a Blas de Lezo, oficial de la marina española, al que llamaban «medio hombre» porque había perdido una pierna, un brazo inmovilizado y un ojo defendiendo nuestro país. Hoy ya no quedan héroes y los que promueven las guerras no asisten a ellas, las dirigen desde sus despachos, el campo de batalla son los pueblos de la sufrida población civil.

La señora María tenía predilección por el bellísimo cuadro de Las lanzas pintado por Velázquez, donde se puede ver la rendición de Breda y la clemencia de Espínola ante el enemigo derrotado recibiendo la llave de la ciudad. También le gustaba contemplar el mosaico de Lessos, de casi 15 metros, que narra la victoria de Alejandro Magno sobre el rey persa Darío III. Otros cuadros ya más actuales eran los de Goya sobre el fusilamiento del 3 de mayo con motivo de las guerras de Napoleón y también la carga de los Mamelucos, pero uno de sus preferidos era El Guernica de Pablo Picasso.

La señora María, a la que le gustaban aquellos cuadros de batallas, no podía hablar de nuestra guerra civil, sentía un profundo desasosiego, su padre había estado en esa guerra, pero cuando volvió, ella era una niña y nadie mencionaba dicha guerra, ni en su casa ni en el colegio. Ella crecía feliz pensando que las guerras ya no existían en el mundo, solo eran cosa de los cuadros y de los libros.

La señora María ya es mayor y cambia de canal en la tele cuando muestran escenas de guerras. Los cuadros que tanto le gustaban, no le hacen gracia, piensa que las guerras son la mayor estupidez de la crueldad humana.