En A Pousada das Ánimas se vivió el viernes una noche de emociones encontradas por el recuerdo al cantautor
20 mar 2016 . Actualizado a las 05:00 h.Una comunión perfecta entre artistas y público. Así resumía Suso Santamaría la noche del viernes, fecha elegida para el homenaje a Javier Krahe, un acto que convirtió definitivamente a la Pousada das Ánimas en un lugar de peregrinaje para los krahenianos. A sus puertas descansa ya la escultura dedicada al cantautor, obra de José Rocha.
Fue una noche de emociones encontradas, un homenaje rodeado de alegría y de la satisfacción de haber logrado el objetivo, pero en el que se escapó alguna que otra lágrima en el momento de descubrir la escultura, que refleja fielmente a un Krahe acomodado ante una mesa cigarrillo en mano. Los encargados de descubrir la estatua fueron, junto a Santamaría, el Gran Wyoming y los músicos Andreas Prittwitz, Javier López de Guereña y Fernando Anguita. Estos últimos, que acompañaron a Krahe sobre el escenario, abrieron el espectáculo tocando Y todo es vanidad, un tema del que cambiaron un verso en alusión a la figura que minutos después se presentó: «Y la tiene en Boiro, sí señor».
Se inició entonces una gala que condujo el ribeirense Quico Cadaval y que contó con la participación de cerca de veinte artistas. Para Suso Santamaría, todos y cada uno de los momentos vividos en la noche del viernes son especiales, pero citó el cierre de la actuación de Antílopez, la adaptación de las canciones realizada por Barahúnda, el esfuerzo realizado por Julián Hernández para estar en Boiro o el apoteósico colofón de Albert Pla. Además de todos los artistas citados, por el escenario desfilaron también Bep Marqués, Palito, Alfonso del Valle, Kamankola, Rihuens Marvel, El Chivi y Santy Pérez.
La carpa instalada a las puertas de la Pousada das Ánimas para la ocasión registró un lleno absoluto de un público de lo más heterogéneo. Aunque, según el anfitrión, había una especie que ganaba por goleada: «Creo que o 80% dos que estabamos alí eramos seguidores románticos de Krahe». Entre la variedad de asistentes había personas de las más diversas procedencias, desde Ceuta, Valencia, Barcelona o Madrid, hasta un grupo llegado ex profeso desde una ciudad de Puerto Rico.