La empresa ribeirense celebró sus 50 años de vida con una gran comida
01 dic 2024 . Actualizado a las 10:43 h.«Ha costado llegar hasta aquí. Han sido 50 años de sacrificio y esfuerzo, pero esperamos llegar a cumplir otros 50 más». Francisco Pérez resumía así el sentimiento de él y de toda su familia para lograr que la empresa A Poutada siga navegando a buen ritmo tras cinco décadas de actividad en las que no han parado de diversificar sus líneas de negocio y de expandirse a distintos países.
Con motivo de este aniversario, trabajadores, socios y familiares se reunieron ayer en el restaurante Chicolino de Boiro para celebrar una comida de Navidad muy especial, en la que se proyectó un emotivo vídeo recordando todo lo logrado en este tiempo. En la proyección no faltaron los saludos de muchas personas importantes para la empresa que no pudieron sumarse al acto, y de otras que se encuentran muy lejos, trabajando en las distintas filiales que la compañía tiene repartidas por el mundo y en lugares tan lejanos como Cabo Verde.
En la celebración no faltaron los discursos: Enrique Pérez fue el encargado de pronunciar uno en representación de la familia, mientras a Juan José Fajardo le tocó hacerlo como socio de una de las empresas que puso en marcha junto con A Poutada, Porexgal. Felicitó a la familia Pérez Sobrido «por ter acadado cincuenta anos de actividade xerando riqueza en Ribeira, e consecuentemente no Barbanza, en Galicia e en todos os lugares nos que depositastes a semente do emprendemento, incluso a nivel internacional».
El empresario boirense recordó que no siempre fueron años fáciles, pero que A Poutada supo sortear las piedras que se encontró en el camino, «e coa boa saúde da que gozades na actualidade, dentro doutros 50 anos, os nosos descendentes seguro lembren un día coma hoxe».
La comida fue todo un éxito y para Francisco Fernández sirvió «para compartir recuerdos y cariño con toda esa gente con la que convives cada día», y que son los que han ayudado a que A Poutada no haya parado de crecer en todos estos años, consiguiendo una facturaron anual que ronda los 30 millones de euros.
En la actualidad, cuatro de los ocho hijos de la familia Pérez Sobrido se reparten las distintas líneas de negocio de la empresa ribeirense, que va desde la náutica deportiva hasta los envases de poliestireno, la fabricación de anzuelos y otros efectos navales, así como la gestión de la tienda de ropa náutica.