Francisco Martínez: El barbanzano que colecciona árboles

María Xosé Blanco Giráldez
m. x. blanco RIBEIRA / LA VOZ

LOUSAME

marcos creo

A partir de semillas, ha logrado reunir unas 130 especies en dos fincas de Lousame

16 abr 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

No hay límite para los objetos susceptibles de formar parte de una colección, aunque lo habitual es que quienes profesan esta afición se decanten por pequeñas piezas que guardan en álbumes o cajas. Pero siempre hay excepciones y Francisco Martínez Calvo (Lousame, 1948), más conocido como Chico, es una de ellas. Su pasión son los árboles, así que se ha lanzado a reunir especies de todo el mundo y ya tiene unas 130 diferentes repartidas en dos fincas. Ha obtenido todas ellas a partir de semillas que cuida con mimo hasta que logra sacar adelante las plantas.

Carpintero jubilado, Chico no sabe ponerle punto de partida a su afición por los árboles: «Lembro que ía coa miña avoa ás romarías e sempre estaba pendente do monte, daquelas especies que non foran o clásico piñeiro, tan típico de aquí. Logo, saía da escola e ía correndo para coller sementes e plantalas». Y así creció, hasta que fue adquiriendo conocimientos sobre los diferentes ejemplares, seleccionando mentalmente aquellos que más llamaban su atención y tratando de conseguir sus semillas. Para ello, acudía a tiendas especializadas, aprovechaba excursiones e incluso tiene recurrido a una firma de Francia.

A la colección de la que ahora presume empezó a darle forma hace medio siglo: «Empecei con castiñeiros, aproveitando que os regalaban e logo viña un axente forestal para comprobar que realmente foran plantados». Un vivero de Sigüeiro y una zona experimental que Icona tenía en el monte Iroite fueron algunos de los lugares en los que Chico hizo acopio de semillas. También las personas de su entorno lo apoyaron en esta causa: «Meu pai, a través da carpintería que tiña, traballaba con frecuencia na zona da central do Tambre e alí había moitos cedros. Aproveitaba para traerme piñas».

De todas las especies que ha visto crecer en sus terrenos, asegura que por el cedro siente una especial predilección: «Non desprezo ningunha árbore, pero teño que recoñecer que esta encántame, sobre todo polo seu proceso de crecemento. Teño de feito catro variedades distintas». Asegura que hasta al eucalipto lo mira con cariño: «O que non me gusta é o sistema de produción que se segue. Din que en 12 ou 15 anos dá madeira, pero con ese tempo o que hai é pasta de papel. Para a madeira de verdade hai que esperar 50 ou 60 anos, polo que é mellor esperalos por un castiñeiro, do que se obtén madeira de primeira calidade».

Hacia las araucarias mira admitiendo que son «árbores fermosas, pero con madeira de pouco valor» y de la secuoya destaca su elegancia. De esta especie tiene un ejemplar de más de un metro de diámetro, con el que admite que incluso habla algunos días: «Cando paso por xunto dela doulle unhas palmadas e pregúntolle como lle vai».

Retos imposibles

Pino negro, una especie típica de los Pirineos y de Córcega; diversos tipos de nogales; cerezo español y americano; cuatro variedades de fresno; otras tantas de roble; un eucalipto de madera roja y otro de madera rosada; el tulipero de Virginia... A Chico le cuesta recordar todos los árboles que ha ido añadiendo a su colección particular. Tiene claro que las últimas incorporaciones son dos nogales de racimo que han empezado a brotar: «A ver se os dou logrado». Una tarea que a veces no es fácil. Anteriormente lo intentó sin éxito con ejemplares foráneos que llamaban especialmente su atención: «Un amigo tróuxome sementes de baobab e quedei todo contento cando xerminaron, pero as plantas morreron despois. Tamén conseguín sementes de caoba e samán, pero non foron arriba, podreceron antes de brotar».

Francisco Martínez también tiene un buen número de camelias y frutales: «Busco especies propias desta zona que están desaparecendo, como algunha variedade de mazá e claudia ou a nespereira europea, que ninguén quere porque o froito é incomestible». Incluso tiene su propia sala de experimentos, en los que prepara injertos.

La gran colección de árboles de Chico no pasa desapercibida. Hay quien se interesa por visitarla e incluso elaboró unos carteles con los nombres de las especies, el vulgar y el científico, que tiene pendientes de colocar. Pero su gran objetivo es seguir ampliándola.