Comida de confraternidad por San Roquiño

Ramón Ares Noal
Moncho Ares RIBEIRA

NOIA

La cita fue en el restaurante Trapeiro, y en ella se desgutaron especialidades de la casa como el corderio con patatas amarillas o el bacalao

07 oct 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Las fiestas de San Roquiño de Tállara ponen el broche al amplio y extenso programa de grandes celebraciones en Barbanza, Muros y Noia. Esta cita tiene alicientes que la hacen interesante, como la sana rivalidad entre vecinos para organizar cada día, de forma que no hay una comisión, sino grupos que rivalizan por contratar la mejor orquesta, por conseguir la procesión más numerosa.

Gracias a eso, el cartel de las orquestas es de primera, por lo que no resulta extraño que las verbenas registren llenos. Pero hay otro atractivo, este gastronómico, que es el cabrito asado con patatas amarillas, o las postas de bacalao, que hacen que durante la semana, los establecimientos de toda la redonda estén llenos para acoger peñas y grupos de amigos que acuden a rendir homenaje a sus paladares.

Si hay una persona a la que esa semana se le multiplica el trabajo, ese es el sacerdote José Ortoño, párroco de San Martiño de Noia, pero también de Tállara y de otras feligresías de las proximidades, motivo más que suficiente para que cierre tan intensa semana con cuestiones tan mundanas como una comida de confraternidad.

Este año no faltaron la alcaldesa de Lousame, Teresa Villaverde; ni sus homólogos de Noia, Santiago Freire; y de Porto do Son, Luis Oujo. También acudieron numerosos colegas del anfitrión, llegados de parroquias de Costa da Morte, Santiago, Muros, Barbanza e incluso de la provincia de Pontevedra; integrantes de la Guardia Civil, como los capitanes Jorge Rodríguez y Miguel Soldán, o su ex compañero y estrecho colaborador con la parroquia Emilio de la Iglesia, e incluso el veterano director de la Banda de Música de Caamaño, Francisco Olveira; o el almirante jefe Cuarto Militar de la Casa del Rey, Juan Ruiz. Así como concejales, fuerzas del orden, empresarios y dirigentes sociales.

La cita fue en el restaurante Trapeiro donde degustaron especialidades como el bacalao en una receta exclusiva de la casa, y no faltó, por supuesto, el cordero, como manda la tradición.

La comida empezó con la bendición de la mesa a cargo de José Ortoño y concluyó con el canto a capela de El Ebro guardia silencio. Todos quedaron emplazados a volver el próximo año, siempre que el cuerpo aguante.