La búsqueda de Manuel Piñeiro y Francisco López en el cementerio de Asados concluye sin rastro de ellos
RIANXO
Ambos, vecinos de Boiro y Taragoña, fueron paseados y asesinados en 1936
07 nov 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Este viernes será el último día de trabajo del equipo de arqueólogos de Tempos en el cementerio de Asados, en Rianxo. Durante dos semanas han estado excavando en busca de los restos de Manuel Piñeiro y Francisco López, Fontevella, vecinos de Boiro y Taragoña que fueron paseados y asesinados en el alto de A Paradegua en 1936. Los investigadores del grupo Histagra de la USC tenían como referencia sobre la situación de la fosa en la fueron arrojados el olivo del camposanto, pero, pese a que los últimos días ampliaron el radio de acción, no han encontrado nada.
Sí han dado con sepulturas antiguas, pero no han encontrado ningún resto ni evidencia de enterramientos durante el siglo pasado en la zona en la que buscan. Ayer seguían trabajando, pero todo indica que Piñeiro y López no están donde todo el mundo creía que estaban, y hoy volverán a tapar la zona excavada y pondrán fin a la intervención. Eso no significa el fin de la investigación sobre el paradero de estos dos hombres, como apuntaba Lucía Santiago, la historiadora al frente del proyecto: «Todo resultado é relevante para a investigación, que non apareceran é relevante. Todas as fontes sinalaban a oliveira, pero non podemos esquecer que foron os seus verdugos os que manexaron o seu corpo tras asasinalos e os que decidiron onde e como enterralos, e non deixaron ningún elemento nin simboloxía que nos indique onde están».
Tania, la arqueóloga que dirigió la excavación, explicaba que las muestras de sedimentos indican que en la zona en la que han estado trabajando no ha habido movimientos de tierra en las últimas décadas. La referencia del olivo sigue siendo recurrente en todos los relatos, incluso en los de personas que en estas semanas se acercaron al cementerio de Asados para seguir la actuación, sin embargo, es muy difícil situar la fosa con exactitud. Esta vez no ha podido ser, y Manuel y Francisco siguen esperando, allí donde estén, el momento en el que les devuelvan la dignidad.