Menos mal que somos un pueblo de gente sana y con poca malaleche. Así, aunque no tengamos médico durante largas semanas, a nadie se le ocurre ocupar las dependencias sanitarias de la casa del mar y montar allí una delegación de A Virxe do Corpiño y un chiringuito en donde alguien nos bendiga diciendo: sana, sana, culito de rana.
Pero no; estamos hablando de Palmeira, y aquí somos gente de orden, en donde mayoritariamente se vota al PP —y posiblemente se seguirá votando— aunque nos dejen sin médico o atiendan a los sordos por teléfono.
Cuando se me ocurrió decir tal cosa delante de una significada militante del PP, se lo tomó a mal, y enseguida me retrucó diciendo: «¡Pero bueno! A culpa é de Sánchez… E ata que Feijoo non o bote da Moncloa, isto non ten remedio».
Y ahora lo veo claro. Por culpa de Sánchez, los médicos no quieren venir a pueblos como Palmeira, con cupos sobrecargados y difíciles de atender; y porque en atención primaria cobran unos 8.000 euros menos al año que en otros puestos; porque les pagan más en centros privados; porque carecen de la necesaria conciliación familiar y están hartos de no tener quien les ayude o sustituya en centros de salud colapsados… Porque en Europa les pagan más y gozan de mayor consideración… Y todo eso por culpa de Pedro Sánchez y sus viajes en el Falcon.
Y es verdad. Al momento me di cuenta de la razón que tenía la señora militante del PP haciéndome ver que durante los 13 años que Feijoo estuvo al frente de la Xunta de Galicia, Palmeira siempre tuvo doctor o doctora. Pero desde que vino Sánchez y sus viajes en Falcon…
Pero, pensando en todas esas cosas, también me pregunté: ¿A ver si va a ser culpa del presidente Rueda? Y me empezó a entrar la malaleche de mis antepasados, aquellos de Palmeira libre sangre y arena, y ganas decirle al nuevo presidente: ¿Cómo es posible que en tan solo tres semanas haya podido usted echar por tierra los 13 años de brillantísima gestión sanitaria de Feijoo, ejemplo en el mundo entero, solo comparable a la de Ayuso en Madrid?
Pero quiero tranquilizarme, porque me dijeron que nuestro alcalde está en ello. No sé en qué, pero está en ello. Así que tranquilo; no vaya a ser que me dé un yuyu y me tengan que llevar a O Corpiño o a San Andrés de Teixido, como hacía mi madre cuando quería que fuese bueno y no tuviese tan malaleche.