Sin moratoria del veto: «O mal está feito»

e. abuín, a. gerpe RIBEIRA / LA VOZ

RIBEIRA

Las 87 vedas a la pesca de fondo entran en vigor entre el eco de una protesta multitudinaria en Ribeira de un sector que espeta a Bruselas: «Os verdadeiros ecoloxistas somos nós»

09 oct 2022 . Actualizado a las 21:40 h.

Desde la rotonda de Xarás, camino hacia el núcleo de Ribeira, el mar se veía como un plato. Tranquilo. Relajado. Toda su energía estaba en tierra. En tierra, el mar bramaba. Rugía como en el peor de los temporales con cientos de gargantas que clamaban por parar esos 87 ataques. 87 golpes en forma de veda que amenazan con desestabilizar la economía de una comunidad autónoma que lleva salitre en 76 de sus 83 ramas que le dan sustento. 87 zonas acotadas a una pesca con artes de fondo que no entiende por qué le retiran sus «dereitos históricos», como dice Nacho Vázquez, presidente de los armadores de Ribeira. La expulsan sus caladeros de siempre. De donde llevan más de 30 años trabajando entre corales que, por lo visto, siguen ahí. Y eso por una razón: «Porque os verdadeiros ecoloxistas do mar somos nós, porque queremos seguir vivindo do mar», clamó José Antonio Pérez, patrón mayor de Ribeira y presidente de las cofradías gallegas, arrancando fuertes aplausos.

Ya lo había dicho antes Vázquez al desgranar todo lo que el mar significa para Galicia, el mar que mueve la economía, da alimento y fija población: «Non somos depredadores, somos traballadores». Que quieren trabajar y esperan que los demás hagan también lo que les corresponde: «Esiximos á representación permanente de España na Unión Europea que faga o seu traballo, un seguimento lexislativo das normativas que poidan afectarnos e que non nos teñamos que decatar a pé de peirao das cousas, porque para nós o importante é traballar».

La unidad de todos, clave

Todos hicieron un llamamiento a la unidad. Porque aunque ahora el arrastre se haya visto aliviado al conocer que puede faenar en esas 87 áreas vedadas allí donde no se alcancen los 400 metros, este «ataque de Bruxelas» afecta a todas las artes. A todas las de fondo. Sin distinción. En eso abundó Basilio Otero, presidente de las cofradías españolas, que advirtió: «Nesta cuestión non hai altura nin litoral nin baixura; todos somos un». Al tiempo que lanzó una advertencia muy clara al comisario de Medio Ambiente, Océanos y Pesca: «Mira ben o que fas, rapaz».

La edad —el más joven de los que tienen cartera en el Ejecutivo comunitario— y el país de procedencia de Virginijus Sinkevicius, Lituania, planeó sobre la protesta sin que saliese a relucir el nombre: «A ver si nomean comisarios que podamos pronunciar o seu nome, porque así nos aseguraremos de que sabe de mar», dijo Manuel Ruiz, alcalde de Ribeira, un puerto que «seguramente non será o máis afectado», pero se siente igualmente agredido. Porque, además, en esta ciudad ya llueve sobre mojado. Testigo de la expulsión del banco canario sahariano, sacudida hace años por un recorte inexplicable de la cuota de lirio, vapuleada ahora por las vedas, «esmorece pouco a pouco», dijo Ruiz rememorando que hace 30 años «había en Ribeira o mesmo número de arrastreiros que hoxe ten Galicia». Y así, «a pequenos mordiscos», la pesca gallega va desapareciendo. Por eso se requiere unión de país. Un frente como el que ahora mismo está demostrando porque hay una convicción general, como dijo Otero: «Sen o mar, morremos»

El recurso, último cartucho

La conselleira de Mar, Rosa Quintana, ofreció su apoyo al Gobierno central en la presentación de ese recurso judicial que, insistió, debería ir acompañado de la petición de suspensión cautelar de las 87 vedas. Como el mar, Quintana lleva semanas «contendo o alento». Confesó, con la voz a ratos quebrada por la emoción: «Por primeira vez na miña vida non son optimista». Y añadió que el mar nunca se había visto en una situación de confusión como esta por la mala fe de la Comisión. Pero no será sin encontrar resistencia. «O mal xa está feito, de nada sirve laiarse». Alto y claro: «Galicia non vai dar un só paso atrás».

Una suspensión cautelar para no frenar el cuarto motor de Galicia

Desde A Coruña, desde A Mariña, desde la Costa da Morte, desde Ribeira... «Que non pense o que ten unha oficina ou un comercio que non vai con el», advirtió el alcalde de Ribeira. El mar es una cadena. El presidente de los armadores ribeirenses desplegó todas las cifras que los expertos en economía pesquera de la Universidade de Santiago desvelaron hace apenas una semana, tras elaborar las nuevas tablas input-output. Esas que dicen que el mar es el cuarto sector económico de Galicia, que supone casi un 5 % del PIB de la comunidad, que suma 9.000 millones de euros en facturación y 850 millones en salarios de la gente. Todo un motor que tira de otras 76 ramas de la economía gallega. 

Por eso ayer había comerciantes, pescadores, pescaderos, amas de casa, sindicalistas, muchos políticos y hasta la comunidad religiosa. Con el cura al frente, vecinos de a pie sostenían una pancarta defendiendo que es preciso proteger el mar, pero que eso no es incompatible con trabajar. No faltaron representantes de todos los partidos políticos. A nivel local, autonómico y estatal. Todos jalearon para que se responda a esta agresión de la Comunidad Europea por la vía judicial. Y, por supuesto, que se pelee por lograr una suspensión temporal. Por lo pronto, mañana «vai ser un día complicado», advirtió la nacionalista Ana Pontón.