El busto en granito de José Carrera, situado en el interior del edificio del Concello de Corcubión, tiene su propia historia. Contratada su realización en 1999 e inaugurado en 2001, a su autor, Jesús Fuentes Canosa, le quedaron adeudadas 300.000 pesetas de entonces. Debido a diversos retrasos en el pago, se topó con el cambio de corporación en el 2003, y el nuevo gobierno se desentendió del asunto. El artista había perdido ya toda esperanza de cobro, pero, por fin, Rafael Mouzo, en su retorno al despacho de la alcaldía, se ha propuesto poner fin próximamente a este problema.
En todo caso, en el municipio, la figura del filántropo recuerda, por encima de toda polémica, el rostro de uno de esos tantos emigrantes que al retornar a la patria reinvirtieron parte de su fortuna en su pueblo natal.
José Carrera Fábregas nació en la localidad corcubionesa en 1857, en el seno de una familia con cierto nivel social y cultural. De niño emigró con su hermano Juan a Buenos Aires, para intentar crearse un mejor porvenir. Nada más llegar alcanzó la confianza de sus jefes y, cuando decidió establecerse por libre, obtuvo su protección. Se casó con una dama argentina y acabó amasando una gran fortuna en puestos como el de vicepresidente del Banco de Galicia y del Banco de Buenos Aires. También perteneció a las Compañía España y Río de la Plata.
Falleció en la capital porteña el 17 de julio de 1918. Su pérdida fue muy sentida por sus paisanos, entre los que era conocido cariñosamente como Pepito Carrera. El cadáver fue repatriado una vez construido el edificio que luego albergó la fundación con su nombre, donde permaneció durante mucho tiempo la urna de zinc con sus cenizas.
La construcción de este inmueble se debe a uno de los postreros deseos de Carrera, reflejados en su testamento, que redactó unos años antes de su muerte. En él aparecían detalladas las características que debía tener el centro que quería financiar con parte de su herencia.
Aunque la idea original era la constitución de una escuela de artes y oficios, para la que había destinados un total de tres millones de pesos (nueve de las antiguas pesetas), el proyecto tomó otro camino. Finalmente, tras la presión de los albaceas y algunos amigos del fallecido, Clotilde, su viuda, destinó una parte del capital a la creación de la Escuela de Niños y Niñas. Todo esto fue gestionado, en parte, a través de la Fundación Benéfico Docente José Carrera, constituida el 1 de abril de 1930 y cuyo primer presidente fue su primo Alejandro Lastres Carrera.
Posteriormente fue utilizado para diversas instituciones educativas más. En 1973, por problemas económicos para su mantenimiento, fue cedido a la Administración, que habilitó allí un centro de EGB. A finales de los noventa se decidió su recuperación para la ubicación de la nueva sede del Concello.
Al acto inaugural de la obra acudieron las autoridades locales, encabezadas por el alcalde Rafael Mouzo, y personalidades de la política de la provincia, como el conselleiro de Xustiza, José Antonio Criado.