El laboratorio que hace posible detectar el melanoma con una fotografía gracias a la inteligencia artificial

Lucía Cancela
Lucía Cancela LA VOZ DE LA SALUD

ENFERMEDADES

La Voz de la Salud

El grupo de investigación Varpa, de la Universidade da Coruña e integrado en el Inibic, desarrolla aplicaciones tecnológicas para el diagnóstico precoz de distintas patologías

01 sep 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Hoy en día, la salud ya no empieza —ni mucho menos termina— en la consulta de un médico. Parte de la prevención, el diagnóstico y el seguimiento de las enfermedades han salido de los hospitales y se han instalado en aplicaciones móviles y en el análisis masivo de datos gracias a la inteligencia artificial. Reconocimiento de patrones en imágenes, de pacientes diana para un estudio o de lesiones potencialmente peligrosas para una persona. El software forma parte del cuidado de la salud, un terreno donde la informática gana peso.

Para ponerle nombre y apellidos a esta nueva fotografía de la realidad, donde lo digital va de la mano con lo humano, no hace falta irse muy lejos. El grupo de investigación Varpa (Visión Artificial y Reconocimiento de Patrones), de ADN coruñés, desarrolla herramientas que entiende de contextos, mejora los diagnósticos y optimiza la gestión sanitaria.

Se fundó en el 2005, está integrado en la Facultad de Informática de la Universidade da Coruña y forma parte del Inibic (Instituto de Investigación Biomédica da Coruña), donde contribuyen, desde diferentes perspectivas, al avance de la investigación en biomedicina.

El que fue Premio Nacional de Informática y Salud abre las puertas de su laboratorio a La Voz para explicar de qué forma la inteligencia artificial se está poniendo al servicio de la salud de las personas.

Marcos Ortega, catedrático en Ciencia de la Computación e Inteligencia Artificial y director del grupo, explica que la labor de Varpa es la de aplicar tecnologías informáticas, en particular de inteligencia artificial, «para resolver diversos problemas de distintos sectores, entre ellos la salud, y relacionados con la automatización de procesos o mejora de la eficiencia y eficacia en las tareas del día a día». En otras palabras, desarrollan herramientas que se ponen a disposición de la sociedad y la empresa.

Lejos de lo que se suele pensar, la disciplina informática tiene que estar abierta a la colaboración interdisciplinar y multidisciplinar con distintos campos. «Siempre está la visión del informático aislado, trabajando en su casa, y no es cierta», aclara el ingeniero. La labor médica que desempeñan en este grupo de investigación nace, en muchas ocasiones, de las necesidades que le trasladan los profesionales de la salud. «Por nuestra trayectoria, tenemos la suerte de estar adscritos como grupo de investigación al Inibic y tenemos una cercanía muy grande con el Chuac y con otros hospitales a nivel nacional», señala el director. El nivel de colaboración se mide en la cantidad de proyectos que comparten con distintas especialidades médicas, «para tratar de aportar soluciones que ayuden en la toma de decisiones al clínico», apunta Ortega. Con el hospital coruñés, destacan tres campos de trabajo.

Uno de ellos se realiza con el servicio de oftalmología y se centra en el análisis de imágenes de la retina o del fondo de ojo. La inteligencia artificial permite, en este caso, la detección de lesiones rojas en la retina, un síntoma importante de la retinopatía diabética; la detección de drusas, pequeñas manchas blancas o amarillas propias de la degeneración macular asociada a la edad, o el cálculo de la reacción arteriolar-venular. Este es un parámetro que facilita el diagnóstico de algunas patologías vasculares y sistémicas, como la hipertensión o la arteriosclerosis.

Además, el grupo desarrolló metodologías que permiten el análisis multimodal de imágenes de fondo de ojo, con el objetivo de diagnosticar factores de riesgo asociados a enfermedades neurodegenerativas y cerebrovasculares, en colaboración con la jefa de neurología y directora del Inibic, Mar Castellanos.

En concreto, se trata de una plataforma que integra diferentes servicios y mediciones: «La idea es que el propio clínico pueda analizar y detectar, de forma precoz, estructuras o lesiones que, en una primera inspección visual, no son fáciles de identificar y que pueden derivar a un diagnóstico precoz o estudios adicionales», explica Lucía Ramos, doctora en informática e inteligencia artificial y profesora de la UDC.

Teledermatología

La piel también puede someterse al ojo avizor de la inteligencia artificial. En el campo de la dermatología, han podido desarrollar sistemas inteligentes orientados a la detección temprana y clasificación de distintas lesiones cutáneas, especialmente, provocadas por un melanoma maligno. El gran ejemplo es la aplicación móvil, que desarrollaron en colaboración con el doctor Jesús del Pozo, del servicio de dermatología del Chuac, especialmente útil para médicos de atención primaria. ¿La razón? Ofrece un prediagnóstico automatizado, establece los niveles de riesgo en función de la fotografía y facilita la derivación prioritaria al servicio de dermatología hospitalaria.

«La idea es una aplicación, que el propio personal médico tenga instalada en su móvil, y que le permita subir la imagen cutánea de sus pacientes e identificar si puede estar asociada a tumores malignos», resume Ramos. En ella, el modelo automático segmenta la región del lunar, «y analiza la textura, los contornos y las irregularidades, para identificar si se puede corresponder con un tumor maligno, en este caso, asociado o no a melanoma», añade la ingeniera informática.

La patología pulmonar: del covid al cáncer

Por último, en el ámbito de la oncología, el grupo de investigación se encuentra desarrollando y validando modelos de inteligencia artificial para el diagnóstico y predicción del riesgo individual de cáncer de pulmón con el servicio de Oncología del Chuac, dirigido por la doctora Rosario G. Campelo.

Esta aplicación integra tanto imágenes médicas, como una radiografía pulmonar, datos demográficos, clínicos, bioquímicos y moleculares del paciente. Con este planteamiento, se puede anticipar el desarrollo de la enfermedad o su progresión y, por lo tanto, establecer estrategias eficaces. Este proyecto tiene historia. Nació durante la pandemia del covid, cuando el grupo creó una aplicación para el análisis de imágenes radiológicas de tórax, lo que permitía hacer un cribado para saber si el paciente padecía covid u otras patologías pulmonares.

A Coruña: una ciudad para innovar en materia médica

Pablo José Guillemette es el director comercial del grupo Varpa, una figura tan poco habitual como necesaria. «No es frecuente encontrar grupos de investigación que tengan a una persona orientada a fines comerciales para la búsqueda de financiación y colaboración tanto con empresas como con médicos», apunta. Esto permite que los investigadores se centren en el laboratorio y en la docencia.

Destaca que este grupo no se dedica «a buscar el éxito en publicaciones científicas», sino que se centra en el proceso inverso: «Intenta resolver problemas y, desde ahí, desarrolla el impacto científico a nivel nacional e internacional». En visión artificial o en imágenes por computador son referentes a nivel mundial.

Conoce de cerca el amplio abanico de trabajos y colaboraciones que tiene en marcha el grupo de investigación. El impacto de la inteligencia artificial no solo se puede evidenciar en las consultas, sino fuera de ellas también.

Por eso, Varpa también participa en proyectos de otra índole, como el Achilles, financiado por el programa Horizon Europe, cuya intención es la creación de un ecosistema europeo de inteligencia artificial fiable, ética y normativa, que ponga al servicio del sector tecnológico una plataforma de desarrollo de tecnologías diferentes. Es decir, que sirve para crear futuras aplicaciones respetando la regulación vigente. En este punto, la experiencia del grupo en materia de salud les ha servido para liderar esta parte del trabajo.

A la par, participan en Innovatrial, una compra pública liderada por la firma NTT Data, con la que crearon un reclutador automático de candidatos para ensayos clínicos en el Sergas, mediante técnicas de aprendizaje profundo. Esto permite identificar, de manera más sencilla, rápida y eficiente, a los pacientes diana. «Esta es la única forma de avanzar en medicina, probando nuevos medicamentos y moléculas para curar lo que hoy en día resulta imposible», expone Guillemette, quien considera que, acciones como esta, hacen que Galicia «sea un foco internacional para hacer ensayos clínicos». El grupo Varpa es el único de España, en el ámbito de la ingeniería, que recibió la ayuda Fortalece, otorgada por el Instituto de Salud Carlos III.

Es la viva imagen del polo tecnológico en el que se ha convertido la ciudad herculina. «A Coruña es una ciudad muy cómoda para innovar porque la facultad está a cinco minutos del hospital, lo que facilita las sinergias y las colaboraciones», asegura el director comercial. Él lo sabe de primera mano, ya que se encarga de hacer de puente entre una parte y la otra. «Muchas veces, cuando enseñamos de lo que somos capaces de hacer a los médicos, les llama la atención y ven alguna solución a problemas que se pueden solucionar problemas que ellos tienen en la práctica clínica con sus pacientes», reconoce. Precisamente, en muchas ocasiones, esta es la puerta de entrada de nuevas tecnologías.

En la actualidad, es innegable que la inteligencia artificial ha llegado para quedarse. Cuando es ética, responsable y está al servicio del médico, en este caso, es un complemento al trabajo sanitario. «Cuando se inventó la máquina de rayos X o el fonendo se convirtieron en herramientas que un médico, hoy en día, no entiende que no existan. Con la inteligencia artificial sucede lo mismo. Es una herramienta más que jamás sustituirá el trabajo del facultativo, solo lo mejorará», dice Guillemette convencido.

Lucía Cancela
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Lucía Cancela

Graduada en Periodismo y CAV. Me especialicé en nuevos formatos en el MPXA. Antes, pasé por Sociedad y después, por la delegación de A Coruña de La Voz de Galicia. Ahora, como redactora en La Voz de la Salud, es momento de contar y seguir aprendiendo sobre ciencia y salud.

Graduada en Periodismo y CAV. Me especialicé en nuevos formatos en el MPXA. Antes, pasé por Sociedad y después, por la delegación de A Coruña de La Voz de Galicia. Ahora, como redactora en La Voz de la Salud, es momento de contar y seguir aprendiendo sobre ciencia y salud.