Francisco Caamaño repasó su vida a través de las Festas da Xunqueira

La Voz

CARBALLO

14 ago 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

El ministro de Justicia, el ceense Francisco Caamaño, fue el encargado de leer el pregón de las fiestas de la localidad, un pregón en el que hizo reír y dejó bien claro su amor por su villa natal y sus vecinos: «Quero agradecervos coa man no corazón o voso cariño. Convosco sempre me sinto como na casa», dijo. Y allá donde vaya, Cee y sus habitantes irán con él: «Quero que saibades que onte estea Francisco Caamaño estarán sempre con el todos os veciños de Cee», aseguró.

Caamaño repasó su vida a través de la fiestas. Recordó su infancia, en Brens, con sus abuelos Preciosa y Cobas. Él, revisor de Transportes Finisterre, les llevaba a los nietos por las fiestas golosinas de A Coruña o de Carballo. El día de la fiesta «sempre había algo que estrear, todos tiñamos na casa algo novo», explicó.

Aseguró Caamaño que en Cee la gente mide el tiempo «por xunqueiras» y recordó que, de niño, a él y a su hermano Coqui los mandaban siempre a misa. «Escapar desa obriga non era fácil. Agochabámonos para escapar aos chiringuitos da Alameda, pero aparecía sempre un coñecido que che decía: Pasa para dentro, que hai sitio», relató, levantando las risas entre el nutrido auditorio.

Al salir de la misa, lo primero era correr a comprar churros a la churrería Islas Canarias, después a escuchar a la banda y los comentarios de los «expertos» del lugar. Con la orquesta, los mayores bebían vermú rojo con sifón y ginebra. A él y a su hermano les daban una cola y dos vasos. Después, la comida: «Para os maiores, nécoras, cigalas... E dicían que aos rapaces o que lles gustaba era o polo. Non sei de onde sacaron esa información, pero era falsa», dijo. Recordó en el pregón locales como el Moby Dick, los coches de choque que sustituyeron a las barcas, los primeros pitillos, los primeros besos, las pandillas... «Momentos únicos e irrepetibles da historia persoal e colectiva dun pobo». Un repaso nostálgico y humorístico que arrancó aplausos entre sus vecinos.