El galardonado agradeció el acto con recuerdos de su primera visita a la villa
25 abr 2010 . Actualizado a las 02:00 h.El Salón do Voluntariado de Muxía acogió ayer el acto de entrega de la primera medalla de oro otorgada por el Concello. El pintor de origen ourensán Nelson Zumel recibía la condecoración. Fue un acto sencillo y corto, pero agradecido y sentido. En la mesa presidencial se sentaron, además del protagonista de la jornada, Fernández Albor, ex presidente de la Xunta; Manuel Ferreiro Losada, general de la Guardia Civil; Santiago Bolívar Piñeiro, almirante jefe de la Armada de Ferrol; y Félix Porto, alcalde de Muxía.
Pocos minutos antes del acto oficial, Zumel pedía a los invitados que se fuese sentando. Vestido de gala -como todos los presentes-, observaba atentamente a Porto mientras este leía la certificación de la condecoración, resultado de un acuerdo plenario unánime el 5 de noviembre de 2009.
Porto adelantó que el pintor donará al Concello algunas de sus obras, pero más que eso, le agradeció a Zumel que lleve siempre «o seu gusto por esta terra alí por onde vai, a influencia da nosa paisaxe e a súa cor nas súas obras, dándonos así un prestixio social importante e contribuíndo así a que se coñeza o noso pobo». Acto seguido, el regidor le colocó la medalla al ourensán, quien actualmente vive «a cabalo entre Ourense e Madrid», pero pasando «largas tempadas en Muxía».
«Vin aquí cun amigo unha semana para coñecer a Costa da Morte e cando cheguei a Muxía, sentín o mesmo que cando chegara de América e fun a un pobiño, Benidorm», recordó Nelson. Y con gran humor, continuó: «Quedei alí catro anos e parece ser que a onde vou dou sorte, porque aquilo que eu vin como pobiño logo converteuse na gran cidade que é hoxe».
El artista, dijo, viajó y residió en muchos lugares del mundo, «e nunca botei de menos onde vivía antes». Pero sí recuerda «aquela primeira vez que subín ao santuario da Virxe da Barca e vin Muxía con vista de paxaro». Compró «unha casiña» y hasta ella irá siempre, adelantó, «todos os anos que a natureza me dea de propina, que non serán moitos, porque xa teño 82». Expuso sus achaques de salud, «pero mentres viva, quero facelo o mellor posible, e a paz e o sosego que se respiran aquí en Muxía non as hai en ningún outro lado».
Traía otra intención
«Eu viña coa idea de falar de pintura, sobre todo do movemento simbolista, que a min me gusta», aseguró Zumel. Pero el acto no requirió de eso más que unas pinceladas: la época, algunos artistas representativos -Camarasa, Zuloaga o Solana- y algo de sus objetivos. Como punto y final del acto, se tomó unos minutos para firmar con pluma en el libro de honor del Concello, donde reseñó que guardará este galardón «muy cerca de mi corazón». El de Muxía se suma así a otros actos de reconocimiento del trabajo del pintor, como el que se celebró en el 2001 en Vimianzo, por ejemplo.
Fueron muchos los que quisieron estar presentes. Además de toda la corporación municipal, vecinos de Muxía, amigos, familia y una buena representación de la Orden de Caballeros de María Pita. También otro pintor clave, Yoshiro Tachibana (quien por cierto expone justo a la entrada del auditorio del Salón de Voluntariado su obra Guardian del agua sagrada ) se sentó en las butacas. El acto de entrega de la medalla culminó con una comida.