El balance de la fiesta del percebe de O Roncudo que se celebró este fin de semana en Corme dejó unas cifras de asistencia récord, pero ese éxito de participación también vino acompañado de un rosario de actos vandálicos y violentos que nada tienen que ver con un ambiente de celebración.
Peleas, agresiones, sabotajes a vehículos, personas atendidas por el 061 y destrozos varios forman parte de una cita que debería ser recordada por la calidad del marisco y la hospitalidad de los cormeláns.
Sin embargo, varios vecinos desayunaron el domingo con las ruedas de sus vehículos rajadas. Algunos tuvieron que llamar a la grúa porque no podían circular. El director del colegio As Forcadas fue uno de los afectados. Según explicó su esposa, tenía el turismo aparcado justo enfrente de casa y cuando fue a cogerlo descubrió que tenía un neumático pinchado. Ayer en el taller le explicaron que no podían repararlo y que debía cambiar también el del otro lado porque así lo indica la normativa.
Antes, durante la noche del sábado, se produjeron diversos altercados algunos de ellos de gravedad. Una familia que reside en el paseo marítimo tuvo que lidiar con un vecino de Corme Aldea que le destrozó a martillazos los cristales del portal mientras su acompañante se colaba en la casa para insultarlos.
El joven, que lleva semanas dándole problemas a las fuerzas de seguridad, tuvo que ser trasladado por la Guardia Civil al centro de salud, porque presentaba varios cortes en las manos.
Los dueños del Minibar, un local de hostelería de la calle Ribeira, también tuvieron que cambiar un cristal de su negocio porque apareció destrozado, igual que tuvieron que hacer unos vecinos de la calle de la Marina, que se toparon con un panorama similar en su casa.
Al margen de los desperfectos materiales, la fiesta del percebe también dejó daños personales. Las consecuencias más graves las sufrió un joven que tuvo que recibir varios puntos de sutura porque le cortaron la cara con un cristal. Fue en el transcurso de la pelea que se originó alrededor de las dos de la madrugada, la más multitudinaria de las varias que se produjeron a lo largo de la noche.
Además, los sanitarios del 061 estuvieron entretenidos entre la una y las cuatro de la madrugada con una joven afectada por un ataque de ansiedad. Mientras la trasladaban del centro médico al hospital, se les escapó de la ambulancia descalza y medio desnuda, en dirección a la fiesta.
Para completar el capítulo de sucesos, los marineros locales tuvieron que recuperar el yate de un empresario que estaba a punto de colisionar contra las piedras. El ancla de la embarcación garreó mientras el propietario paseaba con su familia por el entorno del Cabo Roncudo.
No solo Corme fue escenario de situaciones violentas durante el fin de semana. Los sanitarios del 061 tuvieron que acudir al bar O Cruceiro de Canduas (Cabana) para asistir a un hombre que presentaba diversas lesiones. La causa de las heridas no está del todo clara aunque al parecer fue agredido por algunos clientes del establecimiento que le reprocharon su actitud vejatoria y machista respecto a la camarera.