Quemar para olvidarLa comarca fue de fiesta con un millar de hogueras

carballo / la voz Ramón Rivera

CARBALLO

Vecinos de todas las edades y de todos los municipios de la Costa da Morte gozaron de la tradicional noche del fuego

25 jun 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Una noche de San Xoán sin cachelas no sería lo mismo. La Costa da Morte arde cada año a estas alturas, negándose a perder esa tradición, especialmente en Carballo, donde dan la bienvenida a las fiestas y lo hacen además con sentido artístico.

Allí, el concurso de cachelas se ha convertido ya en costumbre, casi como el típico paseo por la calle Coruña.

Para que se entienda, es como unas Fallas, pero proporcionales a Carballo, aunque este año esa proporción ha quedado desproporcionada. Algunos dicen que la crisis ha hecho mella (a pesar de que la mejor hoguera se llevaba 500 euros), otros que los exámenes les han quitado tiempo a los estudiantes (como si todos estuviesen con el doctorado), y otros, que este año se esmerarán más en las obras de arte para el descenso del Anllóns.

Si esa es la excusa, perfecto, porque lo visto en algunas de la cachelas participantes ha sido bochornoso. Se salvaban las cuatro premiadas (Baby Mino, O Faro de Fisterra, O castro de Bob Esponja y A torres dos 300 metros), la del geriátrico, por hacerla personas mayores, y dos más.

Quien crea que una acumulación de palés o cuatro cartones mal puestos pueden ir a concurso, o toma el pelo al jurado (que se armó de paciencia en las tres horas de recorrido) o no sabe de qué va esto. Hay cosas que o se hacen bien o no se hacen, y muchos podrían haberse esmerado más o no presentarse al concurso. ¿Es falta de medios, de ganas, de imaginación o simple mal gusto?

En 2012 quizás la cosa mejore y podamos ver cachelas trabajadas como las de otros años. Y así, cuando se quemen, sus hacedores lloren de pena como la Fallera Mayor en Valencia y no como este año, en el que casi respiraban de alivio por que el fuego acabase con algunos truños.

No importó la edad ni el lugar de la comarca en el que se encontrase. Quien quiso pudo disfrutar la noche del jueves al viernes de una celebración que se extendió por la Costa da Morte como un reguero de pólvora convirtiendo la comarca en una gran fiesta de fuego y sabores.

En torno a más de un millar de hogueras -organizadas por los concellos, las asociaciones o grupos de familiares y amigos- se juntó buena parte de la población de la zona para compartir un menú muy similar -sardinas, churrasco, vino y fuego-, aunque sujeto a pequeñas variantes.

En Camariñas, la Lumarea pudo presumir un año más de tamaño y de capacidad de convocatoria, al congregar en la playa de Area da Vila, a una multitud de vecinos, pero no fue el único arenal donde hubo fiesta esa noche. Así ocurrió también en Laxe y Malpica, donde los más jóvenes fueron los protagonistas mayoritarios de la velada del San Xoán.

En otros puntos, como la parroquia vimiancesa de Salto, los vecinos -casi todos y de todas las edades- aderezaron la fiesta con la queimada y el tradicional conxuro, y en Baio los acordeones del dúo Díaz y Montes amenizaron la fiesta preparada por la asociación Pepe Valiña en la plaza Astray.

Tampoco faltaron a la cita con las hogueras los habitantes de las parroquias cabanesas de O Esto y Canduas, ni los de Vimianzo. En los tres puntos se pudo ver el tradicional ritual de saltar la cachela, al igual que ocurrió en las numerosas cachelas repartidas por los distintos barrios de Carballo.

O Ézaro y Olveira (Dumbría) y Sardiñeiro (Fisterra) fueron otros de los incontables puntos de la Costa da Morte en los que el San Xoán se vivió con un intenso sabor tradicional y familiar.