Antonio Gómez Pan insiste en que su caso es solo uno entre 700 y reitera que lo preocupante de la situación no es que los médicos se jubilen, sino que los pacientes se quedarán, en la inmensa mayoría de los casos, «absolutamente desprotegidos». Critica, además, la forma en la que él y sus compañeros fueron despedidos. El gobierno de la Comunidad de Madrid, advierte, «ha truncado todos los planes que teníamos para los próximos cinco años, la dirección de tesis doctorales, ensayos clínicos, formación de los jóvenes médicos...» Y todo ello, dice, mediante una carta «que no tiene ética ni estética».
-¿Imaginaban lo que iba a ocurrir?
-No nos avisaron absolutamente de nada. A mí me habían nombrado miembro de un grupo de seis profesionales que coordina la evolución de la especialidad de endocrinología y nutrición en Madrid desde el 2012 al 2016, el gerente de mi hospital había prorrogado hasta el 2016... De la noche a la mañana los pilares del mejor sistema sanitaria del mundo ha sido despedidos groseramente.
-¿No ha habido explicaciones?
-La sanidad española se revolucionó en el tardofranquismo cuando se abrieron los grandes hospitales. Coincidió cuando los médicos de mi generación acabamos la carrera y, queriéndolo o no, fundaron y construyeron los diversos servicios de la sanidad pública. Yo me fui a Gran Bretaña, pero mis compañeros de generación fueron los que hicieron, con mucho esfuerzo, que la sanidad pública española fuera la mejor del mundo. Y ahora los echan a la calle sin siquiera darles las gracias.