La revisión del documento saca a la luz una riqueza insólita en la comarca
18 nov 2016 . Actualizado a las 05:00 h.El municipio de Cabana es toda una potencia en yacimientos arqueológicos, y además en varias épocas, desde la Prehistoria hasta la Edad Media. Era algo ya documentado, puesto que para la aprobación del anterior PXOM, en el año 1999, fue necesario elaborar el preceptivo catálogo de bienes patrimoniales. Pero desde entonces se han sumado algunos más a la lista, fruto del trabajo de técnicos del Concello, expertos o entidades como Petón do Lobo en el entorno de Corcoesto. La conclusión es que hay una larga lista de casi 90 bienes arqueológicos, entre los que destacan, con diferencia, las mámoas. Pero también se protegen castros, petroglifos, sarcófagos, restos romanos, hachas neolíticas o torres medievales como la de A Penela, entre otros elementos. La riqueza patrimonial no se queda aquí, puesto que en el listado aparecen también numerosos enclaves relevantes en los capítulos de arquitectura civil, religiosa y tradicional; las construcciones etnográficas, la ingeniería civil o el patrimonio natural. Un amplio abanico que no suele verse en otros planeamientos de la zona: no porque no se recoja, sino porque la abundancia es menor. Contrasta eso con la escasa señalización municipal de estos lugares. El alcalde, José Muíño, reconocía ayer que se puede hacer más, pero recordaba una experiencia previa de colocación de algunos indicadores en puntos destacados y lo rápido que desaparecieron. En todo caso, desde el gobierno municipal suelen organizar numerosas rutas o actividades relacionadas con el patrimonio local.
En cuanto al catálogo arqueológico, los elementos recogidos son numerosos y es complejo destacar unos sobre otros. Al margen, obviamente, del dolmen de Dombate y el castro de Borneiro. Uno de los que más llaman la atención es el denominado «Poboado histórico de A Piolla», en este lugar elevado de la parroquia de Nantón, cuyo estado de conservación es bueno (acceso, solo a pie, en medio del monte). Los expertos lo datan entre el Neolítico final hasta bien entrada la Edad de Bronce. Está integrado por 35 estructuras arqueológicas localizadas tras un decapado mecánico del área de cautela por la presencia de la necrópolis de A Piolla formada por 13 túmulos y un petroglifo. Este poblado ocupa una superficie de 6.000 metros cuadrados.
Esta amplia zona de mámoas no es la única de Cabana, ya que en el lugar A Eirita, muy cerca de la capilla y de su célebre fuente, (parroquia de Anos), están localizadas otras seis. De modo individual, la lista es mucho más amplia.
Otros elementos
En el PXOM, que está en período de consultas, hasta principios de enero, y que el alcalde espera que pueda aprobarse a finales del próximo año tras superar todos los trámites, también aparecen documentados dos cistas (monumentos funerarios de pequeñas dimensiones), dos sartegos (sarcófagos de piedra, en terrenos particulares), los restos del yacimiento romano de Corcoesto, hachas, piezas de molino de viento o restos de fortificaciones.