Fairway

Cristóbal Ramírez

CARBALLO

21 nov 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Nada que ver. El Fairway que se celebró este año no tiene nada que ver con el del 2015. El salto de calidad ha sido indiscutible y notorio, y el entorno del palacio de congresos ha ayudado. La oferta, muy amplia; y los contactos entre profesionales fueron tan abundantes que hubo que poner el cartel de completo en ese espacio.  En las mesas  redondas y de debate pasó lo de siempre: las hubo interesantes y las hubo con intervenciones aburridas.

Con ausencias clamorosas y presencias insólitas. Algunos ponentes se prepararon a conciencia y otros aparecieron por allí a decir lo primero que se les pasaba por la cabeza. Eso sucede siempre, incluso que algún moderador se

arrogue el papel de figura escénica. Al final hay que separar el trigo de la paja.  Entre esas intervenciones

resulta curioso que la concejala de Turismo de Santiago, Marta Lois, barriera… para el enemigo. Su empeño en hablar de masificación en la ciudad -hasta podría deducirse que la culpa era de O Cebreiro o de Sarria- seguro que

no le hizo ninguna gracia al sector hostelero local, mientras su gerente de Turismo, Flavia Ramil, decía más cautamente que el riesgo de saturación provenía de los excursionistas, no de los peregrinos. Y desde luego nadie puede afirmar que Ramil sea ni una recién llegada ni una ignorante: es una de las mejores profesionales en su ramo. En una cosa no le falta razón a la concejala: las administraciones tienen que implicarse más. Por cierto, bienvenida al club: hace unos meses su alcalde mostraba su comprensión con los afectados por el decreto de Turismo de Galicia para poner orden en el mundo confuso de las viviendas turísticas y el dinero negro que generan.