
La empresa aguarda por la declaración de utilidad pública para iniciar el poliducto
08 feb 2018 . Actualizado a las 05:00 h.Aunque el convenio firmado entre la Autoridad Portuaria y Repsol para el traslado de buena parte de la actividad de esta última de San Diego a Langosteira fijaba como tope para la mudanza abril de este año, esa fecha, finalmente, se va a rebasar.
La demora se intuía desde hace tiempo por la lenta tramitación del expediente, que lleva años pasando por consellerías, ayuntamientos e instituciones, pero hasta ahora no se había fijado una nueva fecha. El presidente de la Autoridad Portuaria, Enrique Losada, apuntó ayer en Radio Voz que los primeros petroleros entrarán en el puerto exterior -es decir, dejarán de hacerlo en los muelles urbanos atravesando la ría- a finales de este año o principios del próximo como muy tarde. «Poco me preocupa unos meses arriba o abajo», dijo Losada recordando que se trata de una operación compleja que lleva aparejada una gran inversión y una tramitación ambiental que no tiene tiempos marcados.
125 millones de euros
Repsol invertirá cerca de 125 millones de euros en ese traslado de su actividad a Langosteira, cantidad que se repartirá en tres grandes actuaciones: la construcción de un pantalán propio en las nuevas instalaciones portuarias -con la maquinaria y dispositivos adyacentes necesarios-, las reformas en la refinería para adaptar las nuevas canalizaciones y un nuevo poliducto que enlace el puerto exterior con la refinería.
«Ya hay luz verde ambiental para que puedan empezar las obras. Están ultimando temas de ingeniería», comentó Losada, que apuntó que la Autoridad Portuaria mantiene reuniones periódicas, cada 20 días, con representantes de la petrolera para ir avanzando en los trabajos.
Desde la empresa no quisieron especificar en la jornada de ayer fechas concretas, pero indicaron que las gestiones avanzan con el objetivo de «hacer una obra 100 % segura, tanto en su ejecución como después de esta». Actualmente está en tramitación la declaración de utilidad pública de una parte del proyecto, la que afecta al poliducto, que deberá emitir Industria y que permitirá ejecutar las expropiaciones necesarias y comenzar las obras.
Cuando el poliducto esté terminado desaparecerán el 40 % de los tráficos que actualmente pasan bajo el suelo de la ciudad desde San Diego a la refinería. Entre los graneles líquidos que dejarán de fluir figura el crudo, el combustible que llega a A Coruña a bordo de petroleros de mayor porte, buques que suponen un riesgo potencial para la ría con recordados accidentes en las últimas décadas, desde el Urquiola al Mar Egeo.
Sí seguirán fluyendo combustibles refinados hacia buques de carga, pero estos suelen ser de menores dimensiones y potencialmente menos peligrosos para el medio ambiente. En todo caso, el nuevo poliducto se hará con todas la conducciones precisas para sustituir íntegramente al actual cuando la empresa decida el traslado integral de su actividad.
Un año magnífico
Por otra parte, Losada hizo balance ayer de la actividad portuaria del 2017, «un año magnífico», en sus palabras, que se cerró con un incremento de un 9 % en los tráficos totales hasta rebasar por vez primera los 15 millones de toneladas. Subió también la facturación del Puerto, que superó la barrera de los 30 millones de euros, un 10 % más que en el ejercicio anterior. Subieron también las escalas de cruceros (184.000 cruceristas), la pesca fresca (51.000 toneladas) y se cerró el ejercicio con 500.000 euros de beneficios pese a la deuda de Langosteira.
El Ayuntamiento adeuda cinco millones de euros del pago de las obras de la Marina
Las obra de la Marina y el Parrote las ejecutó el Puerto -el suelo es de su propiedad- por encargo del Ayuntamiento en el anterior mandato. Se hizo mediante un acuerdo por el cual la Autoridad Portuaria llevaba a cabo los trabajos y el consistorio aportaba el capital. La relación entre las dos instituciones se truncó tras el cambio en María Pita en las pasadas municipales, con manifiestas diferencias entre las partes. El Puerto, finalmente, sí completó las obras, pero Losada aseguró ayer que actualmente, dos años y medio después de las municipales, el Ayuntamiento todavía les adeuda 5 millones de euros de esos trabajos.
Calma y diferencias
La relación entre las partes, dijo, pasa por «un momento de calma», pese a que sí sigue habiendo diferencias. «Hay temas en los que el Ayuntamiento tiene su criterio y la Autoridad Portuaria el suyo», apuntó.
Los mueles interiores
Esas divergencias se centran, sobre todo, en el futuro de los muelles interiores. Según el convenio del 2004 una parte tendrían que venderse para pagar parte de los 300 millones de euros de deuda asumidos por el Puerto para pagar Langosteira. La Marea pretende que ese suelo siga siendo íntegramente público. Losada recordó que ya hay un acuerdo con la Xunta para que Batería y Calvo Sotelo sigan en manos de la Autoridad Portuaria y no se vendan -también La Solana-, aunque ese acuerdo aún no se ha concretado y no se sabe cómo afectará al resto. Losada no ve mal que se consulte a la ciudadanía, «pero también hay que tomar decisiones», dice en relación al papel del Ayuntamiento en el futuro del puerto interior.