El domador de olas gigantes que siempre regresa a la Costa da Morte

Pablo Varela Varela
pablo varela CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO

BASTIÁN BONARNE

El surfista vasco Axi Muniain prevé volver a la comarca durante este otoño, en busca de rompientes inexploradas

25 oct 2021 . Actualizado a las 18:01 h.

Aún hay océano por descubrir en la Costa da Morte, que para más de uno es precisamente lo contrario: la vida. Para Axi Muniain, surfista vasco que recorrió la inmensa ola que nace en el cañón submarino de Nazaré, el litoral que va de Caión a Fisterra es un universo por explorar, un paraíso para quienes buscan nuevas rompientes de gran tamaño. Volverá a examinarlo este otoño, con la previsión de regresar en las próximas semanas.

Cabría imaginar que el mapa de spots del litoral está conquistado, pero la realidad es otra porque variables como las mareas o el viento desvelan, de vez en cuando, olas y tubos que solo conocen marineros expertos de la comarca. En Galicia, uno de los pioneros en surfearlas fue José Mendiola, presidente del club Santa María de Oia: «Aquí, las condiciones son muy caprichosas, y te hacen falta años para trazar un atlas completo de las zonas donde hay grandes olas».

En el año 2007, tras muchos kilómetros a través de carreteras comarcales escudriñando el Cantábrico y las Rías Altas hasta llegar a la Costa da Morte, Axi Muniain encontró lo que buscaba en el enclave de Ataín, entre Camelle y la playa de Traba, en Laxe. Aún lo recuerda, como si fuese ayer. «Esa fue una de las primeras. Era un día espectacular, con vientos muy intensos. A la salida de Laxe ya estaban las olas cerrando la bahía. Dimos caza a un par de ellas y casi parecía como si fueses escaleras abajo», rememora.

Ese vértigo, esa adrenalina, son la gasolina que rellena su depósito para no perder de vista el horizonte de la comarca. «Son más de doce años recorriéndola. Muchos años y muchas rompientes. Y cada rompiente es frágil porque siempre dependes de las condiciones que haya ese día. Puede haber tres marejadas y esto significa que las olas van a ser más mezcladas, que no vendrán tan limpias. La frecuencia también varía. A su vez, dependiendo de dónde venga la energía puede romper por un sitio u otro. Hay variables como las rachas de viento... Esto, más que exploraciones, supone adentrarse en los mundos de la geografía y la meteorología. Y es muy importante comprender los fenómenos y ver cómo se adaptan a cada rompiente», razona Muniain. Es decir, que dependiendo de todo ello, una ola puede formar un tubo estupendo o cerrarse de pronto, como si fuese una jaula. De ahí que la observación previa sea clave.

Mapeando la comarca

El equipo de logística que acompaña al surfista vasco ha identificado varias olas gigantes en la Costa da Morte en los últimos años. En Corme, la de A Tremosa. O en el tramo que conecta Muxía con el cabo Touriñán, donde la Punta da Buitra, en los meses de invierno, queda a expensas de los temporales. No son las únicas, porque los profesionales de la disciplina también miran de reojo el entorno de las Illas Sisargas, en Malpica, donde los bajos próximos ofrecen alternativas, o la franja entre Nemiña y Mar de Fóra, en Fisterra.

Es, en definitiva, un espectáculo para la vista que, sin embargo, se ve distinto desde dentro de una ola de diez metros de altura. «Ahora hay apoyos con la moto de agua», apunta José Mendiola sobre el tow-in, la modalidad sustentada en el surf remolcado que se utiliza en Nazaré. Mendiola conoce al dedillo la franja costera entre cabo Silleiro y A Guarda, y sabe de la potencia y peligro de sus rompientes. El reto de surfearlas, mayúsculo y no apto para principiantes, se basa en un estudio previo de los fondos, indispensable para echarse al agua. «En la Costa da Morte hay losas o agujas graníticas. Y ese tipo de plataformas influyen también en cómo se forme la ola, como las corrientes», razona Muniain.

Queda poco para su regreso a la comarca, donde la presencia de su camión nunca pasa desapercibida, pese a que ellos buscan, de inicio, guardar el secreto de sus hallazgos. «¿Que dónde estaremos? Dando vueltas por ahí, en todos lados», dice riendo.