Ainhoa Conde, la inspectora de seguridad marítima multipremiada por su pasión literaria

Marta López CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO

MAR CASTRO

El sábado presentará en Cee su primer libro, «Devotos do destino»

15 jun 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

«Dous anos é demasiado tempo para estar lonxe do noso mar». Ese sentimiento que describe la ceense Ainhoa Conde Castro (1997) la lleva a viajar todas las semanas a la Costa da Morte desde Madrid, ciudad en la que trabaja como inspectora de seguridad marítima. Esta brillante joven, que estudió Ingeniería náutica y transporte marítimo en A Coruña, acumula varios premios académicos, logró la espectacular nota de 13,64 en selectividad y se sacó las oposiciones en menos de un año. Y a todo ello hay que sumarle la colección de reconocimientos que logró desde la infancia por su otra vertiente predilecta, la literaria. De hecho, viene de hacerse con el séptimo puesto en el concurso de relatos Territorio Vákner, promovido por La Voz.

Escritura y lectura van de la mano en su caso. Le gustaba tanto, explica, que hasta se leía los diccionarios cuando tenía apenas cinco o seis años. Tal amor por las letras hizo que pronto pasase de consumirlas a producirlas, pero nunca con la intención de dedicarse profesionalmente a ello. «En ningún momento da miña vida me preparei para escribir. Reláxame, gústame facelo e trato de describir o que eu sinto, pero nunca o fago premeditadamente, senón que me deixo levar. É algo que me xera moita felicidade e me libera moito, así que non me gustaría, chegado o momento, ter que escribir por obriga. Prefiro que me saia do corazón», narra Ainhoa, que este mismo sábado presentará en la Casa da Cultura de Cee su primer libro, Devotos do destino.

La obra cabalga entre la poesía y la narrativa, con párrafos cargados de lírica que construyen «unha amalgama de música, navegación, metafísica, reflexión interna e paixón polo océano», describe. Todas las piezas fueron escritas en 2017, a excepción de un único poema, que elaboró en 2022. «Son anaquiños de min, acompañados todos eles por fotografías que fun sacando estes anos, a maioría na Costa da Morte», puntualiza.

En el relato con el que quedó finalista en el certamen Vákner incorporó su gusto por el mar a través de un capitán que comparte con su oficial una serie de conocimientos, leyendas y anécdotas una vez emprenden juntos el Camiño de Santiago. «O vello acaba enfermo e falece, pero a oficial queda con tódalas aventuras e sabedoría que lle transmitiu o capitán», explica la joven, que comenzó a interesarse por la figura del Vákner hace aproximadamente un año. «Gústame indagar sobre sitios agochados que temos nesta comarca, e buceando pola páxina de turismo de Dumbría topeime con esta lenda, que tamén coñecín a través de xente que se dedica a investigar a escribir. A escultura que acaban de colocar, por certo, encántame. Sei que é un monstro, pero xa lle teño un certo cariño», relata Ainhoa.

La temática de este relato, su propia profesión o incluso su trabajo de fin de carrera, que centró en la contaminación de los océanos, están impregnados de su pasión por el mar. «Estou moi concienciada coa limpeza dos mares. Son inspectora e loito contra a contaminación todo o que podo», indica la joven, al tiempo que enumera cuáles son sus funciones en Madrid: «O prioritario é garantir que o barco é o suficientemente seguro para, en caso de accidente, protexer a seguridade das persoas. Eu encárgome de comprobar os botes salvavidas, os traxes de inmersión, vixío que a maquinaria estea limpa, miro o estado das cubertas... En xeral, superviso o mantemento do barco. No aspecto da contaminación, dende as capitanías tamén estamos atentos a derrames de sustancias e iso».

Tendrá que estar dos años en el puesto que le ha sido asignado, en la Dirección General de la Marina Mercante, hasta que pueda solicitar un traslado. No es mucho, pero asegura que es incapaz de estar demasiado tiempo «lonxe do mar da Costa da Morte». 

Cantar antes que hablar

Otra de sus grandes aficiones es el estudio de la música, analizar su historia y las estructuras de los diferentes géneros. Por el momento no toca ningún instrumento, pero le encantaría aprender guitarra. «Meus pais sempre me contan que cando tiña dous anos e nin sequera falaba, un día, no coche, xiráronse asombrados cara min porque estaba cantando unha canción de La Oreja de Van Gogh. É un grupo que me encanta e síntome identificada con moitas das súas cancións», relata la joven. Musica habrá, y de una manera muy especial, en la presentación de su primer libro: el sábado, en Cee.