Gonzalo Torralbo: «Si compras una lavadora, puedes exigir que retiren la antigua»

María Meizoso CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO

.

Ecovoz 2023 | Ecoasimelec gestiona la recogida de aparatos eléctricos y electrónicos, tal y como explica Gonzalo Torralbo, director comercial de Recyclia

30 mar 2023 . Actualizado a las 12:02 h.

Fusionadas desde el año 2014 —Tragamóvil y Ecoasimelec—, unieron fuerzas para avanzar en el proyecto conjunto de gestionar los conocidos como RAEEs, residuos de los aparatos eléctricos y electrónicos, sus materiales y también sus componentes. «Las leyes nos marcan pautas de actuación a nivel personal y empresarial y, efectivamente, una cosa que nació en 2005 con un real decreto ha traído en estos casi 17 años un nuevo sector del reciclaje de aparatos eléctricos y electrónicos con unos objetivos que se han ido consiguiendo poco a poco. La norma es la que nos ha dado el empujón, pero aquí estamos después de tantos años con éxito», resume el director comercial y de relaciones institucionales de Recyclia, Gonzalo Torralbo.

—Concrétenos un poco más de qué aparatos hablamos.

—La palabra suena más bien a otra cosa, pero es de lo más variopinto. Todo aquello que se enchufe, que lleve una pila, una batería o algún campo electromagnético es un aparato de este tipo. Y todos ellos hay que recogerlos adecuadamente y reciclarlos. Podemos hablar de un escáner de un hospital, una máquina tragaperras, una tarjeta de crédito con su chip o un cartucho de tinta.

—Según su uso, ¿cómo se dividen?

—En dos grandes grupos. Por un lado, los de uso doméstico. Son los que tenemos en nuestras casas y usamos a diario. El teléfono móvil fue el primero con el que empezamos. También están las neveras, las lavadoras, las secadoras, los juguetes de los niños con pilas o las consolas. Por otro lado, está la parte más profesional que va desde la electromedicina hasta una máquina industrial eléctrica. En ambos casos hay que alcanzar unos objetivos concretos, hay que establecer canales muy diversos para poder recuperar y recoger ese tipo de aparatos.

—Cada ciudadano genera cierta su propia cantidad de basura tecnológica. En conjunto, ¿es preocupante?

—Si medimos el parámetro de los kilos por habitante al año nos puede dar una idea del volumen de toneladas que generamos. Estamos hablando de casi 17 kilos por habitante al año. Al principio, cuando se pasó la directiva, los estados miembros debíamos alcanzar cuatro kilos por habitante y año. Si lo multiplicamos por los 45 millones de habitantes, pues ya se pueden hacer una idea del volumen. Y, en este caso, solo era para residuos de aparatos eléctricos y electrónicos de origen doméstico. Si sumamos los kilos de aparatos de origen profesional, las cifras son muy grandes. De ahí, la importancia de recuperarlos e introducirlos en los flujos adecuados para que vayan a esas plantas en las que se recuperarán elementos, en muchos casos, muy preciados. Son recursos escasos en la naturaleza, y estamos hablando de millones de toneladas de equipos. Nos podemos imaginar la magnitud de esto si pensamos, por ejemplo, en los paneles fotovoltaicos.

—Ecoasimelec presta servicio a los usuarios, pero, también, a los productores y a los que distribuyen los aparatos. ¿De qué modo atiende las necesidades de cada uno de esos grupos?

—No es lo mismo la operativa de recoger una tarjeta de crédito con un chip, que de una nevera, un escáner o un panel fotovoltaico. Son operativas muy diversas para facilitar a cada uno de esos actores la mejor manera de recuperar los aparatos y facilitar su retirada. Por ejemplo, para los equipos domésticos, uno de los puntos de recogida importantes son los puntos limpios. Cada vez hay mayor número de contenedores, hay muchas fracciones en las que nos indican dónde tirar el colchón, el mueble, la lavadora o el teléfono móvil. Solo para los equipos eléctricos y electrónicos ya hay siete fracciones, siete contendedores distintos para recuperarlos.

—¿Y para en la distribución?

—Cuando compramos un equipo, tenemos el derecho de poder llevar el aparato antiguo al distribuidor donde hemos comprado el nuevo. Hay que montar una estructura de recogida y puede ser una tienda, una gran superficie o el propio domicilio porque, cuando compramos una lavadora, podemos exigir que retiren la antigua, y eso es gratuito para todos. Si vamos al origen profesional, esto cambia mucho. Esto es el productor, los servicios técnicos, los propios almacenes o las plataformas logísticas. En todos esos puntos tenemos establecidos canales para poder recoger los aparatos que están en desuso, y así convertirlos en residuos.

—¿La red actual es suficiente?

—Hay contenedores distribuidos en multitud de establecimientos, pero también está la recogida inversa. Alcanzar un punto en cada domicilio sería absurdo, así que debemos responsabilizarnos como ciudadanos en lo económico y en lo medioambiental.